Primero, el aviso: no venimos aquí a quitar ningún mérito a la primigenia 'El loco de la motosierra: La matanza de Texas', una película que quizás sólo puede codearse con 'La noche de los muertos vivos' en lo que respecta a su papel fundacional del terror moderno. El género de terror, sencillamente sería muy distinto de cómo lo conocemos hoy sin esa pesadilla paroxística, demencial y abstracta, y que además deja en su perfección una cosa muy clara: Tobe Hooper sabía muy bien lo que hacía.
Es decir, pese a su bajísimo presupuesto, elementos de la película como el tratamiento del sonido, las situaciones estiradas hasta la asfixia y el ambiente enrarecido demuestran que aquel descenso a los infiernos no salió de casualidad. Hooper tenía un talento brutal, y sólo hay que darse un paseo por el resto de su filmografía para comprobarlo.
Por supuesto que ninguna de sus otras películas puede competir con el impacto y las cualidades de 'El loco de la motosierra: La matanza de Texas'. Entre otras cosas, porque 'La matanza de Texas sólo puede pasar una vez, de igual modo que sólo puede haber una 'Halloween', una 'Pesadilla' o una 'Evil dead: Diabólico'. Pero es injusto recordar a Tobe Hooper únicamente por haber gestado a Leatherface y los suyos.
Por eso, hemos decidido recordar otras películas de su filmografía que no merecen ser olvidadas. Unas más originales, otras más derivativas, pero todas inflamadas por la chispa de genio perverso que encendió la primera masacre de la sierra mecánica. Sin intención de ser completistas, he aquí nuestra particular lista de imprescindibles de Tobe Hooper.
Devorado vivo
Una película claramente deudora de 'La matanza de Texas' en múltiples elementos (el armamento icónico -aquí una guadaña-, la América profunda, la familia estrafalaria, la atmósfera paroxística), pero aquí forzando las tuercas del humor, que se va ya abiertamente a lo grotesco y demencial. Como era también 'La matanza de Texas', pero ya sin disimulos.
Esta vez tenemos a un redneck de Texas que tras matar a los desafortunados visitantes no los hace salchichas, como la familia Sawyer, sino que se los echa a un cocodrilo. ¿Lo mejor? Las interpretaciones salidas de madre (Neville Brand está glorioso) y el ambiente opresivo derivado de estar todo rodado en un plató y sin recurrir a exteriores, lo que le otorga cierta atmósfera pesadillesca muy espontánea.
Las brujas de Salem: La película
Una adaptación moderadamente fiel de la novela de Stephen King y, en cualquier caso, muy interesante, ya que sabe agarrar mitos vampíricos clásicos (lo de darle al vampiro aspecto del Nosferatu de Murnau es un golpe de genio) y renovarlos al mismo tiempo, aprovechando la holgura narrativa que da el formato de miniserie. Una película que el tiempo ha ido ubicando en su lugar, mucho, mucho más arriba que la de simple capricho nostálgico.
Carnaval del terror
Una auténtica maravilla, quizás la mejor película de Hooper después de 'La matanza de Texas', y una que sabe agarrar muchos elementos del clásico y entremezclarlos con lo mejor de lo que supieron derivar sus imitadores. Terror al límite pero con la ligereza y el ultragore de sus muchos hijos bastardos, y que seguiría generando homenajeadores tan distinguidos como la magistral 'La casa de los 1000 cadáveres' de Rob Zombie, casi una secuela apócrifa de 'Funhouse'.
Tobe Hooper concibió aquí un sofisticadísimo tren de la bruja que aprovecha todos los trucos del repertorio de un cineasta muy interesado en la manipulación extrema de la imagen y el sonido para para proponer un viaje aterrador y demente a partir de un argumento manido (jovencitos atrapados con un psicópata en un entorno hostil). Una obra maestra que merece mucha más atención.
Fuerza siniestra
Tras 'Poltergeist', en la que no hay que abundar demasiado (es una de las películas más flojas de Hooper, y las dudas en torno a su autoría real, aunque deudosas, siguen brotando aún hoy), llegamos al período más loco de la filmografía de Hooper: sus películas para la Cannon, que arrancan con la zumbadísima 'Fuerza siniestra'. Una mezcla de sci-fi de los años cincuenta, vampiros galácticos, zombis de la época, softcore y algo de paranoia social setentera.
De hecho, el clímax de la película homenajea a la última entrega del doctor Quatermass, la mayúscula 'Una tumba en la eternidad', pero antes de eso, Hooper ha tenido tiempo de aglutinar sin freno romances inter-especies y ataúdes extraterrestres en la cola de un cometa. El guión es de otro grande, Dan O'Bannon, y aún hoy, 'Fuerza siniestra' sigue siendo una peli desequilibradísima, chiflada a más no poder, y absolutamente única.
La masacre de Texas 2
Tras el aparatoso pero divertidísimo remake de 'Invasores de Marte', Hooper liquidó su paquete de películas para la Cannon con su última gran película, una secuela de su éxito primigenio que se había estado negando a realizar durante años. El resultado, desprestigiado durante años, es todo lo que debería ser una secuela: coge la película precedente y la manda a la estratosfera por la via de la caricatura, la exageración, y la tecla de bloqueo de mayúsculas.
'La masacre de Texas 2' arranca con una persecución larguísima y una exhibición de gore extremo y acaba con media hora sin diálogos de sangre, sudor y motosierras, en un clímax comparable sólo al de la película original. Entre ambos, la increíble secuencia en el estudio de radio, una familia Sawyer mítica, el legendario papel de Dennis Hopper como Texas Ranger en busca de venganza, Leatherface enamorado y una frase para la historia: "La sierra es la familia".
Toolbox murders
Por desgracia, el trabajo de Hooper en los setenta y los ochenta se difumina en un montón de obras sin interés. Su aportación ni siquiera es el más interesante de series por otra parte, tan reivindicables como 'Las pesadillas de Freddy', 'Cuentos de la cripta' o 'Bolsa de cadáveres'. Las películas, como 'Combustión espontánea', no tienen demasiado interés, y sólo son salvables 'Night Terrors' por la extravagancia (¡Robert Englund como el Marqués de Sade!) y 'The Mangler' por su intento de adaptar un King muy poco adaptable.
Su última película decente llega mucho después, con 'Toolbox murders', que en teoría iba a ser un remake de un psycho-thriller de serie Z de los setenta. En realidad es una interesante y atmosférica -y menor- disquisición de Hooper sobre el espacio y los límites del terror, en una película en la que un viejo edificio de apartamentos es la nueva residencia del miedo.
De resultados discretos pero defendibles, 'Toolbox murders' es la mejor de las últimas películas de Hooper, que cerró su filmografía con, posiblemente, el peor de todos sus films, 'Djinn' en 2013. Nada de eso empaña una carrera rebosante de joyas por descubrir en un director para el que la puesta en escena y el mensaje inconformista y nada complaciente lo era todo.
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