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martes, 29 de agosto de 2017

LO QUE EL VIENTO SE LLEVO


La combinación entre estupefacción, miedo e incomprensión ante la deriva que están tomando ciertas cosas durante los últimos tiempos, especialmente en lo que a las diferentes formas de expresión artísticas se refiere, nos tiene totalmente descolocados en este preciso momento.

Como adelanta el titular, 'Lo que el viento se llevó', una de las mayores joyas que ha dado el séptimo arte en sus más de 120 años de historia —a estas alturas no necesitaría ni esta descripción— ha sido retirada de la programación del Orpheum Theater de Memphis —Tennessee—. El motivo no ha sido otro que las numerosas quejas recibidas tras la proyección del clásico de la Metro, acusándolo de racista y de presentar una cara amable de la Guerra Civil Americana y del entorno de las plantaciones sureñas.


Ante los duros comentarios y las críticas, el Orpheum Theater la cedido ante la presión, eliminando los pases programados del filme. La decisión se ha anunciado mediante el siguiente comunicado:


"Mientras que la selección de títulos para el ciclo se hace normalmente durante la primavera de cada año, el Orpheum ha tomado esta decisión en respuesta a la solicitud de los patrocinadores. El Orpheum aprecia el feedback sobre su programación dado por todos los miembros de la comunidad. La reciente proyección de 'Lo que el viento se llevó' el pasado viernes 11 de agosto generó numerosos comentarios. El Orpheum ha revisado cuidadosamente todos ellos. Como organización cuya misión manifiesta es la de 'entretener, educar e iluminar la comunidad a la que sirve', el Orpheum no puede mostrar un filme que es insensible hacia una gran parte de la población local."


Como comentábamos al inicio de la noticia, la deriva que están tomando los acontecimientos en cuanto a temas sensibles y su relación con el arte se refiere cada vez resulta tan incomprensible como descorazonadora. Bajo nuestro punto de vista, retirar la película es un tremendo patinazo que le hace flaco favor a la labor educativa a la que el Orpheum hace mención en su nota.

La opción ideal, tal vez, sería tirar de lógica y concienciar al público presente proyectando el filme precedido de una pequeña introducción que diese al público una idea del contexto histórico y socio-político de la época en la que se rodó. Pero, visto lo visto, —y perdonen el juego de palabras rancio— parece que el sentido común se lo llevó el viento hace una buena temporada.


Guarden vuestras copias de la obra de Leni Riefenstahl bajo llave y cuídenlas como oro en paño junto a otras obras maestra de la cinematografía, no sea que vuelvan a confundirse churras con merinas y empiecen a sacar los lanzallamas a lo "Fahrenheit 451".


Publicado bajo licencia Creative Commons.

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