Ha fallecido Jerry Lewis, y con él uno de los genios definitivos de la comedia visual cinematográfica. Fanático, estudioso y heredero de los grandes nombres de la comedia muda, el slapstick (muchos de sus personajes se llamaban Stan en homenaje a su ídolo Stan Laurel), Jerry Lewis hizo mucho más que rubricar una larga lista de comedias perfectas.
Todo en una filmografía perfectamente coherente, que arrancó con Dean Martin como pareja cómica, pasó a una serie de títulos clásicos con Frank Tashlin, y fue evolucionando hasta convertirle en autor total, sin faltar polémica no regresó a las esencias. Jerry Lewis plasmó en películas divertidísimas los resortes del humor y sus límites. E interpretó papeles serios que reflexionaban sobre la soledad y las contradicciones del cómico.
A menudo ninguneado en su propio país por su estilo de humor físico, infantil, universal y aparentemente tonto, fue reivindicado en Europa como auténtico autor y genio del género. Su muerte nos da la ocasión perfecta para revisar alguno de sus hitos. Su extensa filmografía da para un libro (o varios), así que vamos a revisar algunas de sus mejores películas, según algunos momentos míticos de su carrera. Dales duro, Jerry.
La asociación con Dean Martin: 'Artistas y modelos'
Jerry Lewis y Dean Martin se convirtieron, poco después de asociarse en 1946, en una de las parejas cómicas más populares del país. Basaban sus rutinas humorísticas en la contraposición entre los ademanes de playboy de Martin y las bufonadas de un inocente y metepatas Lewis, en la más pura tradición del payaso tonto y el payaso listo.
Después de un par de años de fulgurante éxito en televisión, comenzaron a hacer películas como 'My Friend Irma', hasta llegar a un total de 16 films en sólo once años, con títulos tan populares como 'That's My Boy', 'Qué suerte tiene el marino', 'Jumping Jacks' o 'Qué par de golfistas'. Las mejores son las que dirigió Frank Tashlin, con quien Lewis seguiría colaborando en solitario: 'Entre la espada y la pared' o la divertidísima 'Artistas y modelos'.
El Jerry Lewis de estas películas, aniñado y adorable, aún está lejos del instigador de caos involuntario de posteriores películas en solitario. Y aunque el estilo en general de Martin & Lewis ha quedado algo rancio entre números musicales e interludios románticos para lucimiento del galán de la pareja, hay gags memorables en casi todas sus películas.
Las películas de Frank Tashlin: 'Caso clínico en la clínica'
La pareja se separó en 1956, y no de buenas maneras. Aunque no hubo escándalo público, era vox populi en Hollywood que Martin no aceptaba (ni entendía) que el público prefiriera las gansadas de Lewis. Se reencontrarían de forma emotiva y por sorpresa en un telemaratón contra la Distrofia Muscular en los setenta gracias a la intercesión de Frank Sinatra, buen amigo de ambos.
En cualquier caso, Lewis siguió su carrera en solitario después de unos meses de dudas (que desaparecieron cuando grabó, de rebote pero con gran éxito, un disco que llegó a lo más alto de las listas), protagonizando casi una decena de películas a las órdenes de Frank Tashlin. Todas son absolutos clásicos, inocentes sinfonías de caos y cucamonas, beneficiadas por el espíritu cartoon que sale de la experiencia de Tashlin como director de piezas de animación para Warner Bros., y donde ya se apuntan sin embargo algunos de los futuros intereses de Lewis: la incursión en el absurdo, la comedia absolutamente muda y la difuminación del argumento, hasta el punto de que algunas de esas películas son casi meras retahílas de gags.
Todas recomendabilísimas: 'Yo soy el padre y la madre', 'Who's Minding the Store?', 'El matasanos', 'Tú, mi conejo y yo', 'Qué me importa el dinero!' y 'Erase una vez un ceniciento'. De nuevo, son a veces demasiado verborreicas y tienen una estructura muy tradicional para ser consideradas Lewis en estado puro, pero garantizan unas buenas y arrolladoras sesiones de risotadas.
El primer Jerry Lewis puro: 'El botones'
Combinadas con estas películas de Tashlin, todas éxitos de taquilla que le llevaron a aparecer continuamente en televisión y tener hasta su propia cabecera de comics, Lewis comenzó a dirigir sus propias películas. La primera de ellas, 'El botones', surgió porque Paramount necesitaba un estreno barato y de urgencia para el verano de 1960.
Rodada en blanco y negro y con un personaje que permanece mudo toda la película (bueno, casi), es un avance de lo que acabaría definiendo al Lewis más personal: argumento casi inexistente, ácida pero divertida crítica de las costumbres burguesas, humor blanco, slapstick por arrobas y cierta ternura personificada en el eterno personaje del actor, un tonto bienintencionado que a base de humor y buena voluntad se sobrepone a las trampas del mundo que le rodea.
El éxito como autor: 'El terror de las chicas' y 'El profesor chiflado'
Hay quien prefiere las comedias más sencillas de Lewis con Tashlin, hay quien es devoto de sus películas como autor total, pero de entre las que dirigió Lewis sin duda hay dos especialmente equilibradas, obras de un genio de la comedia y al mismo tiempo son sencillamente tronchantes. 'El terror de las chicas' es una absoluta delicia acerca del inocente cuidador de una residencia para jovencitas.
Lewis mandó construir un decorado enorme, estilo '13 Rue del Percebe', con las habitaciones interconectadas entre sí y grúas que permitían mover las cámaras por pasillos y habitaciones. El resultado es suntuoso y espectacular, Lewis esta en su mejor momento como cómico y guionista y se permite romper la cuarta pared con el espectador a menudo, en un juego metanarrativo nada común en las comedias de la época.
Lewis mandó construir un decorado enorme, estilo '13 Rue del Percebe', con las habitaciones interconectadas entre sí y grúas que permitían mover las cámaras por pasillos y habitaciones. El resultado es suntuoso y espectacular, Lewis esta en su mejor momento como cómico y guionista y se permite romper la cuarta pared con el espectador a menudo, en un juego metanarrativo nada común en las comedias de la época.
En cuanto a 'El profesor chiflado', es una delirante versión del mito de 'Dr. Jekyll y Mr. Hyde' en el que un ridículo y nada dotado para la interacción social profesor de universidad inventa una fórmula que le convierte en un playboy claramente inspirado en Dean Martin. Otro auténtico recital de muecas y trompazos, aunque aquí con intenciones comerciales más confesas que en otras de sus películas como director.
La carrera de Lewis en solitario es interesantísima, y conveniente revisarla cronológicamente para contemplar su crecimiento como autor, cada vez más complejo y asumiendo más riesgos. Otras películas muy recomendables de esta etapa son 'De golpe en golpe' o 'El suplente'.
Una película única: 'The Day the Clown Cried'
Poco a poco la fortuna comercial de Lewis se iba apagando. Algunas películas suyas, como 'Tres en un sofá', 'Un loco en órbita' o 'El bocón' se iban encontrando con el rechazo de crítica y público. Todo ello se acentuó con el fascinante caso de 'The day the clown cried', una película en la que un payaso encerrado en un campo de concentración intenta distraer por orden de los nazis a los niños judíos de los horrores del Holocausto.
En 1972, Lewis invirtió una gran cantidad de tiempo, dinero y esfuerzo en una película que reflexionaba sobre las amarguras de hacer reir y el resultado fue calificado de absolutamente horrible por los pocos que la vieron. La recepción de la película (paradójicamente, con un argumento muy similar a la de 'La vida es bella' de Benigni, que triunfaría por todo lo alto décadas después) le convenció de agarrar las pocas copias que había y encerrarlas bajo llave.
Es poco posible que lleguemos a verla alguna vez, y puede que en cualquier caso, tampoco sea demasiado interesante. Quedan imágenes de rodaje como las de este documental alemán y se sabe que se conserva en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, aunque no hay acceso al público. Sin duda, una rareza que tuvo un precedente también discutido, pero mucho más suave, en la muy loca e incomprendida '¿Dónde está el frente?'
Comedia pura: 'Smorgasbord'
Lewis pasó once años retirado de su labor como director, lamiéndose las heridas tras la debacle de 'The Day the Clown Cried'. El regreso se produjo con 'Hardly Working' en 1980 y 'Smorgasbord' en 1983. Ambas, sobre todo la segunda, son la cima de la idea de Jerry Lewis de la comedia como el asalto del mundo y sus objetos a un humano que se ve zarandeado por escenarios fuera de control.
No tienen prácticamente argumento más allá de la mera concatenación de gags, y en ambas el humor y la realización de Lewis se sofistican más que nunca, estirando los chistes visuales hasta el paroxismo y la abstracción. Desde luego, películas no para todos los gustos (curioso, debido a lo esencial de su humor), pero perfectas para los fans de Lewis.
El fin de las risas: 'El rey de la comedia'
La carrera como actor de Jerry Lewis después de 'The Day the Clown Cried' se ha basado en su encarnación reconocible de cómico con un lado oscuro. Quizás su papel más logrado en ese sentido esté en 'El rey de la comedia', en la que hacía de un antipatico cómico, Jerry Langford, acosado por un novato en la profesión, Rupert Pupkin (Robert De Niro).
El resultado es una comedia extraña, tensa y antipática, como todas las dirigidas por Martin Scorsese, pero que desvela un lado siniestro de Jerry Lewis que también sabe explotar en 'Funny Bones'. Esta comedia de Peter Chelsom, también oscurísima, pone a Lewis como patriarca de una familia de cómicos donde abundan secretos sobre la profesión.
Una última etapa complementaria con los primeros y luminosos años en los que Jerry Lewis era sinónimo de jovial tontería en estado puro. En ese más de medio siglo de carrera, el actor y director tuvo tiempo de revolucionar para siempre los códigos de la comedia visual. Y sin dejar de hacer reir ni por un momento.
https://www.espinof.com/actores-y-actrices/jerry-lewis-como-la-tonteria-en-estado-puro-revoluciono-la-historia-de-la-comedia
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