Esta semana se estrena en España, de forma limitada y en salas de cine, la estupenda 'Fe de etarras', una comedia producida por Netflix que imagina el día a día de la banda terrorista ETA durante la mayor explosión de españolismo de nuestra historia (la victoria en el mundial de fútbol). Un concepto brillante que Borja Cobeaga llevaba acariciando desde hacía años, y que por supuesto, se ha tropezado con cierto rechazo.
Como veremos, no es la primera vez que Cobeaga recurre al tema del terrorismo vasco. Pero aunque el director de 'Pagafantas' es un habitual del humor apagado y pesimista (no hay más que ver cómo retrata, aunque sea en clave de comedia, las relaciones de pareja), lo único que hace es recoger una larga tradición de la comedia: la del uso del humor para reflexionar, con cierto tono sombrío, acerca de aspectos de la vida que, en su vertiente seria, nos martirizan a diario.
El término humor negro (a grandes rasgos, el que trata temas considerados tabú por la sociedad) fue acuñado por el surrealista André Breton en 1935 haciendo referencia a uno de los grandes maestros en el uso de la ironía en temas socialmente inaceptables, Jonathan Swift. La comedia negra suele encontrar gracioso el sufrimiento, y Breton conectó de ese modo a Swift con el Marqués de Sade.
El cachondo de Jonathan Swift.
Sin embargo, el humor macabro o con temas de dudoso gusto existe desde el principio de los tiempos: Aristófanes ya lo incluía en algunas de sus obras, los siempre brutales textos de la Edad Media como 'La Celestina' reflexionan con retranca sobre las desgracias de la época y hasta las mayores tragedias de Shakespeare incluyen alguna ironía del destino que, no lo olvidemos, es el humor negro del cosmos, burlándose de nuestro lamentable instinto de supervivencia.
De todo ello y de ese espíritu tan humano de reírse de las desgracias propias y ajenas ha bebido el cine. Para celebrar que aún no nos llevan presos (dentro de unos meses hablamos, a ver si la cosa sigue) por hacer chistes con el cuerpo del difunto aún caliente, hemos recogido algunos notables ejemplos de humor negro e irreverente, y los hemos clasificado según la institución o concepto temible del que hacen chufa. No los hemos seleccionado por su brutalidad, sino más bien por su inteligencia y osadía: esto no es una selección de humor políticamente incorrecto, sino metafísicamente desahuciado.
La inocencia infantil: 'Los locos Addams 2'
-Yo haré de víctima
-Toda tu vida
Así de contundente se mostraba Miércoles Addams, la sádica primogénita de la Familia Addams en la demoledora y negrísima secuela del éxito de 1991. Esta segunda parte es mucho más oscura que su precedente gracias al guión de Scott Rudin, responsable también de otra infravalorada joyita de la mala baba hollywodiense: 'Las mujeres perfectas', remake del clásico de la sátira doméstica 'Atrapadas: Las mujeres perfectas'
'Los locos Addams 2' arremete contra todo y contra todos, pero se centra en Miércoles, un personaje fascinante e infrautilizado en la serie de televisión original, pero que despuntó en la primera película gracias a la hipnótica interpretación de una Christina Ricci que quedaría marcada por el personaje. Aquí sigue demoliendo la idea de la infancia como un remanso de paz y le devuelve el componente de horror continuado que tiene esa edad... aderezado con un interesante discurso anti-pijos.
Con la excusa de parodiar la escala armamentística que podría llevar a un desastre nuclear (recordemos que el título original de 'Dr. Strangelove' incluía la coda 'Cómo dejé de preocuparme y amar la bomba'), Stanley Kubrick rodó su comedia más obvia (en una filmografía que nunca estuvo carente de humor) en blanco y negro, subrayando los tonos siniestros de una historia extremadamente cínica.
Lo mejor de esta escalada de decisiones desgraciadas (y altamente realistas) que se reducen a comprobar qué gerifalte de superpotencia la tiene más larga, es la fauna de sociópatas y megalómanos que la pueblan, desde el militar americano que inicia los ataques al delirante Doctor Strangelove, un científico de pasado nazi que teoriza (con indisimulado placer) sobre los beneficios de la Destrucción Mutua Asegurada y al que se le escapa el saludo mano en alto a la mínima. Una parábola oscurísima y cuya imagen del militar cabalgando La Bomba como si fuera un caballo desbocado es uno de los mayores íconos del humor negro clásico.
Terrorismo vasco: 'Negociador'
Hablábamos de 'Fe de etarras' como una estupenda aproximación de Cobeaga al terrorismo vasco, un tema que lleva tomándose a chufla desde los lejanos y hoy heroicos tiempos de 'Vaya semanita'. Su nota más alta, sin embargo, la dio con 'Negociador', una revisión ficcionada de las conversaciones entre ETA y el gobierno del PSOE que tuvieron lugar de forma semiclandestina en 2011.
Oscurísima y muy triste, rebosante de humor humano y negrísimo, pero también muy reflexivo, Cobeaga firma con 'Negociador' su película más inclasificable, una que sabe usar el humor negro como un arma arrojadiza: para reirse de los poderosos (aquí un Carlos Areces inmenso) y de los pusilánimes (un también increíble y nada empático Ramón Barea), pero sobre todo para retratar una situación aterradora y que sin humor -por negro que sea- se nos haría incomprensible.
El miedo a envejecer: 'La muerte le sienta bien'
Posiblemente, el mejor chiste oscuro de Robert Zemeckis sea él mismo. Tras películas en las que los efectos digitales iban adquiriendo mayor importancia, como 'Forrest Gump' o 'Contact', encontró la panacea en la películas que usaban actores pero sólo como maniquíes para complejos ejercicios de animación, como 'Beowulf' o 'Los fantasmas de Scrooge'. Cuando volvió a hacer películas con actores, Zemeckis ha preferido historias de personas aisladas en sí mismas, sin necesidad de calor humano, como 'En la cuerda floja' o 'The women of Marwen'. Ese desprecio por el género humano ya se dejaba notar en su comedia más abiertamente negra.
Demoledora y misántropa, esta parodia de la superficial vida de las estrellas en Beverly Hills (perfecta para un programa doble, si es que estás en modo Vegas, con esa comedia incomprendida que es 'Showgirls') es mucho más oscura de lo que parece, tras una soberbia capa de efectos especiales que convierten a Bruce Willis, Meryl Streep y Goldie Hawn en dibujos animados andantes. Su indomesticable mala baba esconde no sólo secuencias tronchantes (la de Sydney Pollack como médico parece sacada de un Mortadelo) y un cariñoso homenaje a las historias tipo 'Tales from the Crypt' (el trailer lleva su BSO, de hecho), sino también una reflexión cruda y que no hace prisioneros del miedo a envejecer y a la muerte.
La Navidad: 'Bad Santa'
La Navidad propicia una buena cantidad de películas rebosantes de buenos sentimientos y espíritu conciliador. Muchas de ellas llevan a bordo una cantidad de mala baba que a veces pasa desapercibida, como 'Qué bello es vivir' (tradicionalmente navideña en sus últimos veinte minutos, pero el resto del tiempo, oscura como el alquitrán), o casi todas las adaptaciones de 'Cuento de Navidad', macabras y deprimentes por definición.
La que no disimula su fobia a la Navidad es 'Bad Santa', una cafre dinamitación de los tópicos de las películas navideñas (¡con niño!) y que, esencialmente, es una excusa para que un Billy Bob Thornton demoledor como un delincuente oculto temporalmente en un trabajo como Santa Claus en unos grndes almacenes despliegue una cantidad insólita de obscenidades, palabrotas e impertinencias. Irreverente y sucísima, conforma un perfecto programa doble con 'Rare exports'.
La burocracia: 'Brazil'
¿Qué ocurre si coges las tesis de distopías tipo '1984', las alegorías sociales del Kafka más humorístico y las pasas por el tamiz del humor absurdo y corrosivo de los Monty Python a los que había pertenecido Terry Gilliam -y cuyo cadáver aún estaba fresco-, y lo combinas con el exceso y la inventiva visual propia de su autor? Sale 'Brazil', una película inclasificable, fascinante y literalmente única.
Pesimista (¡ese final!), grandilocuente y muy, muy crítica con la sociedad deshumanizada y cuadriculada de los ochenta, sigue siendo hoy igual o más actual que en el día de su estreno, ya que la búsqueda del protagonista de su auténtica identidad en una sociedad deshumanizada y su fe en los sueños puros es intemporal. Tuvo una curiosa, ya olvidada pero muy reivindicable continuación espiritual en 'Un mundø conectado'.
La pena de muerte: 'El verdugo'
Dice mucho de la idiosincrasia española que ésta, una de las comedias más prestigiosas y queridas del cine ibérico, colocada siempre en la cima del cine de Berlanga junto a joyas como 'Plácido', 'Bienvenido Mr. Marshall' o 'La escopeta nacional', sea tan siniestra. La idea del verdugo que debe ser arrastrado al patíbulo entre lamentos como si fuera el condenado es brillante por sí misma, tanto que por sí sola, es la derivación de este chiste en una historia lo que sostiene la película.
Con el habitual cuadro de intérpretes infalible de la época (Nino Manfredi, Emma Penella, José Isbert, José Luis López Vázquez) y la colaboración en el guión del también necesario Rafael Azcona, Luis García Berlanga no solo trazó una crítica cáustica y valiente contra el régimen, sino también contra las miserias cotidianas del español medio. Una obra maestra que sigue asombrando por su valor y mal café.
El matrimonio: 'La guerra de los Roses'
Si tu matrimonio pasa por una crisis, hazte un programa doble con 'La guerra de los Roses' y 'Maridos y esposas' de Woody Allen y se te pasan las dudas rápido. En esta maravilla dirigida por ese Danny De Vito macabro y oscuro de hace unos años (desde 'Dúplex' a 'Matilda', pasando por 'Smoochy' o 'Tira a mamá del tren'), Michael Douglas y Kathleen Turner demuestran que la estabilidad y el matrimonio son el cementerio de la pasión.
Ya, una conclusión algo deprimente, pero por suerte De Vito se esfuerza en que tan amarga píldora sea fácil de tragar gracias a su sutil parodia de las convenciones del romanticismo en el cine y a su explosiva traca final, que convierte a los Rose en protagonistas de un violentísimo cartoon. Demencial y muy amarga, es una de las películas vetadas en oficinas de consultores matrimoniales de medio planeta.
La vida adulta: 'Adultos jóvenes'
La gran Diablo Cody (algún día esa maravilla que es 'Jennifer's Body' sera puesta donde merece como una comedia sobre los códigos sociales de la adolescencia a la altura de 'Chicas pesadas', 'Escuela de jóvenes asesinos' o 'Ni idea') firmó con 'Adultos jóvenes' su mejor y más malvado guión. Tan malvado que la película pasó un poco desapercibida pese a estar entre lo mejor que nos ha dado la comedia oscura en los dosmiles.
Básicamente estamos ante una contemplación amarga de la vida adulta, encarnada en una escritora (fantástica Charlize Theron) que fue la reina de la belleza en su pueblo en su día y que se resiste a reconocer que aquellos días pasaron. Pero no estamos ante la historia de la rubia tonta que quiere reconquistar a su novio: aquí todos los treintañeros largos que salen son muy listos y están muy amargados. Una película para acordarse de cuando, con veinte años, estábamos convencidos de que íbamos a arrasar con todo. Y llorar.
Ser padres hoy: 'World's Greatest Dad', 'Prevenge' y 'Parents'
La paternidad y sus peripecias ha dado tantas comedias negras demenciales que no nos podíamos quedar sólo con una. Así que para representar a la paternidad, proponemos 'World's Greatest Dad', una tragicomedia sobre un padre (Robin Williams en uno de sus últimos y más tristes papeles) y la conflictiva relación con su hijo, que da un sorprendente y muy negro giro en una película despiadada pero con sus puntos de ternura. 'Prevenge', por su parte, es una tremenda y muy violenta película escrita, dirigida y protagonizada por Alice Lowe como una embarazada (Lowe lo estaba realmente) que recibe mensajes homicidas de su hijo nonato.
Y como colofón, 'Parents': una corrosiva comedia de horror de Bob Balaban en la que un chaval en los años cincuenta descubre que sus padres, que aparentan ser una familia normal, se traen un siniestro secreto caníbal entre manos. Una gozada de auténtico culto y que torpedea la familia típica americana con despiadado humor.
Terrorismo islámico: 'Four Lions'
Cerramos con una muestra de humor negro ciertamente radical: 'Four Lions' toca un tema delicadísimo, el del terrorismo islámico, con un estilo que no renuncia ni al humor tontorrón ni a cierta ternura. En ella, el implacable Chris Morris (si quieres otro plato fuerte y negrísimo, busca el episodio sobre pedofilia de su falso documental para televisión 'Brass Eye') cuenta el proceso de entrenamiento y actividades delictivas de cuatro estúpidos jihadistas.
Con una serie de actores musulmanes extrordinariamente bien dirigidos y un peculiar rigor a la hora de retratar el día a día de la comunidad musulmana de Inglaterra, Morris consigue que la sátira sea acidísima. Pero a la vez la traza de forma que esté dirigida en todos los sentidos, y llega a preguntarse con inteligencia los porqués de estos terribles actos, más allá de simplemente hacer (desternillante) comedia con ellos.
Se
ha adaptado a español latino.
Se
han modificado los nombres de las películas y series al
correspondiente a Argentina.
Se
han modificado las fechas de estreno a las correspondientes a
Argentina.
Publicado
bajo licencia Creative Commons.
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