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jueves, 25 de enero de 2018

ESTRENOS DEL 1 DE FEBRERO

Vergel

2017
Duración 86 min.
País: Argentina
Dirección: Kris Niklison
Reparto: Camila Morgado, Maricel Alvarez, Maria Alice Vegueiro, André Caldas, Daniel Fanego, Daniel Araoz, Sang Min Lee


Un duelo repentino lleva a una mujer al borde de la locura. Trámites funerarios, calor y una vecina que viene a regar las plantas se juntan en un periplo emocional en el cual es imposible distinguir lo real de lo irreal.



La crucifixión

2017
Duración 90 min.
País: Reino Unido
Dirección: Xavier Gens
Reparto: Sophie Cookson, Corneliu Ulici, Brittany Ashworth, Matthew Zajac, Diana Vladu, Florian Voicu, Radu Bânzaru, Javier Botet, Olivia Nita, Alexis Rodney, Iván González, Radu Andrei Micu, Emil Mandanac


Cuando un sacerdote es encarcelado en Rumanía acusado de asesinato de una monja a la que realizaba un exorcismo, la periodista Nicole Rawlins investiga si el asesinato fue a una persona mentalmente enferma o, por el contrario, las acusaciones son falsas y simplemente perdió la batalla contra una presencia demoníaca. Una presencia que ahora podría estar experimentando ella misma…



La más bella

2017
Duración 97 min.
País: Francia
Dirección: Anne-Gaëlle Daval
Reparto: Florence Foresti, Mathieu Kassovitz, Nicole Garcia, Jonathan Cohen, Olivia Bonamy, Norbert Ferrer, Sébastien Deux, Perrette Souplex, Lola Ingrid Le Roch, Josée Drevon


Lucie se ha curado, la enfermedad es casi un recuerdo lejano. Su familia le anima a seguir adelante, a vivir, a ver el mundo. Así es como conoce a Clovis, encantador y terriblemente arrogante. Intrigado por su franqueza y su manera de ser, Clovis va a hacer todo lo posible para seducirla pero Lucie no se dejará embaucar fácilmente.



El sacrificio del ciervo sagrado

2017
Duración 121 min.
País: Reino Unido
Dirección: Yorgos Lanthimos
Reparto: Colin Farrell, Nicole Kidman, Barry Keoghan, Raffey Cassidy, Sunny Suljic, Alicia Silverstone, Bill Camp


Steven es un eminente cirujano casado con Anna, una respetada oftalmóloga. Viven felices junto a sus dos hijos, Kim y Bob. Cuando Steven entabla amistad con Martin, un chico de dieciséis años huérfano de padre, a quien decide proteger, los acontecimientos dan un giro siniestro. Steven tendrá que escoger entre cometer un impactante sacrificio o arriesgarse a perderlo todo.

"El sacrificio del ciervo sagrado" se filmó en Cincinnati, Ohio, en el invierno de 2016.

La película vuelve a reunir a Colin Farrel con el escritor, director y productor Yorgos Lanthimos tras el éxito crítico y comercial de THE LOBSTER. Nicole Kidman también protagoniza como la esposa del personaje de Farrell, junto a Barry Keoghan (’71), Raffey Cassidy (TOMORROWLAND), Sunny Suljic (THE UNSPOKEN), Bill Camp (12 YEARS A SLAVE) y Alicia Silverstone (CLUELESS).

La película también está producida por Ed Guiney y Element Pictures de Andrew Lowe, los productores de THE LOBSTER y de la ganadora del Oscar, ROOM. Lanthimos y su colaborador habitual, Efthimis Filippou, co-escribieron el proyecto.

Farrell protagoniza como Steven, un cirujano carismático que se ve obligado a hacer un sacrificio impensable después de que su vida comience a desmoronarse cuando el comportamiento de un adolescente que ha admitido se vuelve siniestro.

La película fue financiada por Film4 e Irish Film Board, que también financiaron THE LOBSTER, y New Sparta Films, cuya participación fue promovida por HanWay Films. El proyecto fue desarrollado por Element Pictures y Film4. HanWay Films es el agente de ventas en todo el mundo y A24 está a bordo como distribuidor en EE.UU., tras su lanzamiento de THE LOBSTER el año anterior.

THE LOBSTER ganó el premio del Jurado de Cannes en 2015 y recibió una nominación al Mejor Guión Original en los Oscars® de este año. DOGTOOTH ganó Un Certain Regard en Cannes en 2009, antes de pasar a recibir una nominación al Oscar® a la Mejor Película de Idioma Extranjero. Lanthimos acaba de rodar THE FAVOURITE, protagonizada por Emma Stone, Rachel Weisz y Olivia Colman.


Yorgos Lanthimos (director, co-escritor, productor)

Nacido en Atenas, Grecia, Yorgos Lanthimos ha dirigido cantidad de videos de danza en colaboración con coreógrafos griegos, además de comerciales de TV, videos musicales, cortos y obras de teatro.

KINETTA, su primera película cinematográfica, que se exhibió en los festivales de cine de Toronto y Berlín y recibió grandes elogios de la crítica.

La segunda película de Lanthimos DOGTOOTH ganó el Un Certain Regard Prize en el Festival de Cine de Cannes de 2009, seguido de numerosos premios en diferentes festivales alrededor del mundo. Además, en 2011 fue nominada al premio de la Academia® a la Mejor Película en Lengua Extranjera.

ALPS ganó el Osella al Mejor Guión en el Festival de Cine de Venecia de 2011 y a la Mejor Película en el Festival de Cine de Sydney de 1012.

Su primer largometraje en inglés THE LOBSTER fue presentado en competición en el Festival de Cine de Cannes Edición 68 y ganó el Premio del Jurado. Además, en 2015 ganó los premios European Film Awards (EFAs) al Mejor Guion y Al Mejor Diseño de Vestuario. En 2017, fue nominada al premio de la Academia® al Mejor Guion Original.

En el otoño de 2017, Lanthimos filmó su quinta película en Inglaterra, THE FAVOURITE, protagonizada por Emma Stone, Rachel Weisz y Olivia Colman. La película está ambientada en la Inglaterra del Siglo XVII, durante el reinado de la reina Ana.



Detroit: Zona de conflicto

2017
Duración 143 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Kathryn Bigelow
Reparto: John Boyega, Algee Smith, Will Poulter, Jack Reynor, Ben O'Toole, Hannah Murray, Anthony Mackie, Jacob Latimore, Jason Mitchell, Kaitlyn Dever, John Krasinski, Darren Goldstein, Jeremy Strong, Chris Chalk, Laz Alonso, Leon G. Thomas III,Malcolm David Kelley, Joseph David-Jones, Joseph David-Jones, Ephraim Sykes, Samira Wiley, Peyton 'Alex' Smith, Laz Alonso, Austin Hebert


Film ambientado durante los disturbios raciales que sacudieron la ciudad de Detroit, en el estado de Michigan, en julio de 1967. Todo comenzó con una redada de la policía en un bar nocturno sin licencia, que acabó convirtiéndose en una de las revueltas civiles más violentas de los Estados Unidos.

Película de la directora ganadora del Óscar, Kathryn Bigelow  (Zero Dark Thirty), (The Hurt Locker).

Protagonizada por John Boyega ("Star Wars: Episodio VII El despertar de la Fuerza", "Attack the block"), Anthony Mackie ("Capitán América: Civil War", "The Hurt Locker", "Million Dollar baby"), John Krasinski ("13 horas: Los soldados secretos de Bengasi", "The Office" [TV], "Tierra prometida"), Kaitlyn Dever ("Uno para todas" [TV], "Justified" [TV], "J. Edgar"), Will Poulter ("El renacido", "El corredor del laberinto", "Somos los Miller"), Jack Reynor ("Macbeth", "Noche real", "Transformers: La era de la extinción"), Hannah Murray ("Juego de tronos" [TV], "God Help the Girl", "Skins"[TV]), y Tyler James Williams ("Mentes criminales: Sin fronteras" [TV], "The Walking Dead"[TV], "Todo el mundo odia a Chris" [TV]), "DETROIT" está basada en unos hechos poco conocidos de la historia estadounidense: los disturbios que tuvieron lugar en Detroit durante el invierno de 1967, cuando una redada policial acabó desencadenando uno de los mayores levantamientos ciudadanos de Estados Unidos.

En el hervidero

Como ya demostrara de forma memorable la directora Kathryn Bigelow en la ganadora del Óscar "En The Hurt Locker" y posteriormente en la nominada al Óscar a la "mejor película", "Zero Dark Thirty", tanto ella como su colaborador habitual, el productor y guionista ganador del Óscar Mark Boal, están familiarizados con los temas polémicos. En su nuevo filme, el thriller dramático DETROIT, Bigelow logra mantener con gran pericia un delicado equilibrio entre su enfoque fílmico tipo cinema verité trabajado con gran destreza y el estilo narrativo lleno de tensión de Boal que hace que te sientas metido en el momento. Con la ayuda de un brillante elenco que combina a veteranos de la gran pantalla con jóvenes promesas, entre ellas John Boyega ("Star Wars: El despertar de la Fuerza"), Anthony Mackie The Hurt Locker", "Capitán América: Civil War"), John Krasinski ("13 horas: Los soldados secretos de Bengasi"), Will Poulter ("El renacido (The Revenant)"), Algee Smith ("Army Wives"), Jason Mitchell ("Straight Outta Compton"), Jacob Lattimore ("Belleza oculta"), Hannah Murray ("Juego de tronos") y Kaitlyn Dever ("Justified: la ley de Raylan"), Bigelow nos transporta de vuelta al verano de 1967 en el hervidero de malestar social que destrozó la ciudad de Detroit.

Tras décadas de abandono y promesas incumplidas, el centro urbano de la ciudad estalló en una oleada de violenta rebelión, y la respuesta militarista a los disturbios no hizo sino echar más leña al fuego de la discordia. La combinación de caos y fuerza llegó a desdibujar por momentos la línea que separa a la víctima del perpetrador.

Más allá de las atroces pérdidas, la mayor baja, no obstante, fue la inocencia, como queda demostrado en la historia dramática central de la película. Los hechos reales de lo que sucedió una aterradora noche en el motel Algiers y sus consecuencias, aunque fueron muy conocidos en su momento, han quedado desde entonces relegados a la condición de mero pie de página en los anales de la historia.

En las expertas manos de Bigelow, los incidentes de esa fatídica noche y lo que sucedió a continuación se resucitan para quedar vívidamente reconstruidos. Este enfoque cercano y personal reproduce la técnica que Bigelow ya dominara en "The Hurt Locker" y "Zero Dark Thirty". El medio cinematográfico, en opinión de la directora, "apela al subconsciente, lo que se presta a una implicación casi activa del espectador".

En "The Hurt Locker", Bigelow logró transportarnos a Irak, mientras que en "Zero Dark Thirty", nos llevó directamente al complejo de Osama Bin Laden. "En esta ocasión, quería meter al espectador en el motel Algiers, de modo que viviera los acontecimientos casi en tiempo real".

Al destapar este momento crucial pero en gran parte olvidado de la historia reciente de Estados Unidos, Bigelow y Boal pretendían rendir homenaje a los supervivientes y a los fallecidos de una manera que resultara considerada y respetuosa. Boal, que le presentó inicialmente la idea a Bigelow y a Annapurna Pictures a través de su Page 1 Productions, llevó a cabo una labor exhaustiva de documentación del incidente y habló con todos a los que pudo localizar que siguieran aún vivos y hubieran estado implicados de algún modo en la rebelión urbana en las calles de Detroit.

Como Kathryn Bigelow y Barry Ackroyd utilizaron una cámara familiar de estilo documental a lo cinema verité, la directora y el montador Billy Goldenberg tomaron la decisión de incorporar metraje ya existente a la película para realzar la fuerte narración central y sumergir al espectador. "Durante el proceso de documentación encontré grabaciones de los disturbios que encajaban a la perfección con el trabajo de Barry, hasta el punto de poder incluirlos en la película para dotarla de un realismo casi táctil".

"En el cine, la historia puede resultar un poco aséptica, sobre todo si hablamos de acontecimientos sucedidos hace 50 años", opina Boal. "Únicamente cuando conoces a las personas implicadas, empiezas a darte cuenta de que la historia general está formada en realidad por las historias individuales. Y en eso fue en lo que se centró mi guion".

A partir de 2014, Boal y su equipo de documentación entrevistaron a docenas de participantes en los propios disturbios, desde residentes afroamericanos de la comunidad a policías y personal militar. Su equipo de documentación de seis personas a tiempo completo, encabezado por el reportero de Detroit ganador del premio Pulitzer David Zeman, descubrió una ingente cantidad de materiales, que incluían reportajes de televisión, radio y prensa escrita, actas judiciales, materiales de investigación del FBI y el Departamento de Justicia, testimonios contemporáneos, investigaciones sociológicas, así como documentos que no habían visto nunca la luz del Cuerpo de Policía de Detroit y de la Universidad de Michigan.

De las docenas de historias personales con las que se encontró Boal, una le llamó especialmente la atención, el documento histórico de Larry Reed (interpretado en la película por Algee Smith), el vocalista principal de un popular grupo coral muy prometedor, The Dramatics, que había reservado una habitación para esa noche en el motel Algiers para sí mismo y su amigo íntimo, Fred Temple (Jacob Latimore), a fin de evitar encontrarse en la calle durante el toque de queda. "Larry se encontró metido en esta historia de crímenes reales", comenta Boal, "y alteró para siempre el curso de su vida; y eso fue lo que, en mi mente, constituiría el eje central de la película".

Boal localizó a Reed, que no había hablado públicamente sobre el incidente en décadas. Aunque en un primer momento no estaba muy seguro, Reed acabó compartiendo su desgarradora experiencia de esa noche en el motel Algiers y Boal quedó tan conmovido, que se dio cuenta de que tenía que sacar a la luz este momento injustamente olvidado de la historia. Además de todas las pruebas documentales sobre el Algiers, logró encontrar a otros huéspedes más que también habían quedado marcados para siempre por este aterrador incidente y habían guardado un silencio casi absoluto desde entonces.

Contar esta historia coral conllevaba la responsabilidad de hacerlo de manera justa y sin juicios de valor, opina Bigelow, que también habló y pasó tiempo con los supervivientes. "Cuando estás haciendo una historia sobre hechos reales y conoces a los testigos de dichos hechos, quieres asegurarte de que esas experiencias no sucedieron en vano, que puedes transmitir la relevancia de su historia y hacérsela entender a los espectadores".

Boal agrega: "Cuando decides contar una historia real como esta, tienes que abordarla con un sentido de responsabilidad personal, tanto para con la historia como, con mayor motivo aún, para con los individuos implicados, algunos de los cuales sobrevivieron, mientras que otros no. Aunque estábamos creando una obra de entretenimiento ficticio y no un documental, cargábamos con la responsabilidad de hacer honor al pasado de una forma que resultara considerada y respetuosa".

Prólogo como contexto

Antes de sumergirse en los disturbios de Detroit y en el relato que sirve de eje central del filme, Bigelow quería ofrecer al espectador ciertos antecedentes socio-históricos sobre qué fue lo que condujo al estallido de violencia, así como una visión general del panorama cultural de la ciudad en 1967. "Como admiradora desde hace tiempo de la obra del gran artista afroamericano Jacob Lawrence, su fundamental serie sobra la gran migración parecía la voz adecuada para describir las décadas previas al malestar social de los 60, de modo que el espectador pudiera entender mejor la ira y la injusticia que se habían ido acumulando a lo largo de tantas décadas y habían puesto el país en un rumbo de colisión".

"Nos pusimos en contacto con los herederos de Jacob Lawrence con una idea, mezclar unos paneles con otros, de modo que cada uno llevara al siguiente. Llegado el momento de incorporar texto, volvimos a quedarnos impresionados ante la magnitud y la complejidad de todo lo que condujo a la agitación de la década de 1960. Esta vez recurrimos a Henry Louis Gates, Jr., director del Hutchins Center for African American Research (Centro Hutchins para la Investigación Afroamericana) de la Universidad de Harvard", explica Bigelow.

Un innovador proceso de casting

En su búsqueda de los intérpretes adecuados para encarnar a los huéspedes del motel Algiers y al personal de las fuerzas del orden, Bigelow decidió meter a los actores en situaciones semiimprovisadas. "Creé escenarios que imitaban el guion pero eran situacionales y me quedé encantada al ver lo ágiles e imaginativos que eran los actores", recuerda, "y lo cómodos que se sentían en situaciones fluidas que no dejaban de cambiar. Así es como elegí al reparto. Los actores elegidos exhibieron, sin excepción, una complejidad emotiva versátil y tremendamente desarrollada, muy superior a la propia de alguien de su edad".

El proceso de selección de Bigelow dejó en un primer momento desorientado a Algee Smith, que interpreta el papel protagonista de Larry Reed, vocalista principal de un prometedor grupo de R&B llamado The Dramatics, que se refugia en el motel Algiers con su amigo Fred Simple (Jacob Latimore), pensando que así estará a salvo de los disturbios. Incluso cuando ya sabía que estaba contratado, Smith siguió sintiéndose algo confundido, dado que no le dijeron qué papel iba a interpretar hasta una semana después de presentarse en el set de rodaje de Boston.

"Al principio, resultó algo confuso", admite, "pero luego entendí realmente por qué Kathryn optó por este estilo improvisado para la selección del reparto y el rodaje. Fue una genialidad. Fue una manera de mantenerte desconcertado, para sacarte una intensidad espontánea y cruda. Nunca había rodado así, sin ninguna planificación. Yo llegaba al set y [Kathryn] me decía ‘vale, esto es lo que vais a hacer hoy. Vamos allá, en marcha, ya’. Y así es cómo consiguió reproducir tan bien los momentos reales. No tuvimos ocasión de preparar lo que iba a pasar, así que nuestras reacciones siempre eran sinceras y espontáneas".

Pasarse día tras día de pie, cara a la pared, aguantando insultos y malos tratos, acabó pasando factura a Smith y sus compañeros de reparto, sostiene. "Hizo que me sintiera verdaderamente aterrado y me llevó, por momentos, a lugares muy oscuros. Fue tan crudo e implacable que podíamos sentir todos el dolor y la emoción, aunque no era nada comparado con lo que pasó en realidad".

Tras conocer que interpretaría a Larry Reed, el joven cantante con aspiraciones, Smith tuvo ocasión de conocer y pasar algo de tiempo con el auténtico Reed y descubrir cómo esa fatídica noche cambió el curso de su vida. "Fue duro oír sus historias", admite Smith. "Me mostró las cicatrices que aún tenía de esa noche. Me mostró dónde sigue teniendo el cráneo fracturado".

En el papel de Melvin Dismukes, un guardia de seguridad que protege una tienda de comestibles local de saqueadores y se ve involucrado en el caos del motel Algiers, Bigelow eligió a una joven estrella en alza, el actor de origen británico John Boyega, conocido para los espectadores de todo el mundo por su papel de Finn en la nueva trilogía de Star Wars.

"Melvin Dismukes es un personaje interesante", opina Boyega, "un tipo decente que se encuentra en el lugar equivocado en el momento equivocado. Acudió al Algiers para ejercer de protector tácito de esos jóvenes, pensando que podía hacer algo bueno al estar presente para cuidar de ellos y, al final, lo culpan por tratar de hacer lo correcto, no solo los agentes de la ley, sino su propia comunidad".

Al igual que Algee Smith, la forma de trabajar de Bigelow hizo que Boyega se sintiera completamente inmerso en el rodaje. "Dada la intensidad de la historia y el cuidado y el respeto que todos mostraban por ella", prosigue Boyega, "cada toma era importante, desde el momento en que pisabas el set hasta el último plano. Incluso te seguía hasta casa".

Boyega también desarrolló un vínculo con la persona real a la que interpretaba. Pasó cierto tiempo con Melvin Dismukes, que, junto a otros supervivientes, ejerció de asesor del filme. "Nunca había interpretado a una persona real", admite, "y Melvin habló en profundidad sobre su experiencia. Habló desde la perspectiva de sus sentimientos: cómo reaccionó cuando sucedieron ciertas cosas y las contradicciones que se le pasaban por la cabeza. Habló emocionado sobre cómo se sintió malinterpretado por su propia gente, así como por la ley. Fue un tipo al que le encomendaron una tarea para la que no estaba preparado y luego lo condenaron por ello ".

El papel crucial de Philip Krauss, el policía que dirige el "letal" interrogatorio e intimida a sus compañeros agentes para que hagan lo que él diga, fue asignado a otra joven estrella en alza de origen británico, Will Poulter, que apareció recientemente en "El renacido (The Revenant)". El personaje, explica, no está basado en ninguna persona concreta, sino que más bien refleja el comportamiento de los agentes de policía implicados en los acontecimientos, y se creó a partir de los testimonios de primera mano de lo sucedido.

El mayor reto de Poulter, comenta el actor, fue interpretar a un personaje con el que no sentía la más mínima conexión. "No podía conectar para nada con él. No podía encontrar ningún parecido. Se trataba fundamentalmente de comprender la forma de pensar tan desinformada y negativa característica de una conducta así de racista. Sabía muy poco de la historia de Estados Unidos, y menos aún de la historia afroamericana, así que tuve que documentarme. Aun así, resultó difícil tratar de aceptar la clase de metodología que conduce a la deshumanización de los afroamericanos y, para ser sinceros, el papel que tienen los blancos en promover esa clase de sistema".

Aunque fue difícil sentirse orgulloso de su trabajo cuando se trata de interpretar a un individuo que maltrata cruelmente a otros, Poulter sintió la responsabilidad de poner al descubierto esa clase de conducta aberrante y distinguirla de los actos de los policías respetuosos con la ley.

La conducta de Krauss se vuelve más repelente aún cuando contagia a sus compañeros agentes, cuya preparación los lleva a presentar un frente unido y a apoyarse unos a otros, pase lo que pase. "Krauss es el responsable de un método utilizado entonces por la policía, por el que usaban tácticas hostiles para provocar reacciones agresivas o violentas de afroamericanos y justificar así su arresto", sostiene Poulter.

Aunque podía percibir la intensidad de la historia incluso sobre el papel, la carga de interpretar a una persona tan amoral resultó muy pesada para Poulter que, fuera del set, había trabado amistad con los actores que interpretaban a los jóvenes hombres y mujeres a los que tenía que maltratar cada día. Algee Smith relata cómo un día Poulter ya no pudo aguantar más.

"Hubo un momento durante el rodaje en el que Will no pudo más y se echó a llorar", recuerda Smith. "Miró a Kathryn y le preguntó: ‘¿Cuántas veces más vamos a tener que hacer esta escena? Porque me está resultando muy dolorosa’. Y eso hizo que los demás prácticamente nos derrumbáramos. Intenté darle un abrazo, pero entonces me vine abajo con él. Y pensé: ‘Si alguien puede sentir semejante dolor y emoción con solo interpretarlo, en la vida real tuvo que resultar mucho más doloroso".

"Tenía muy claro el estado emocional del reparto, y a Will en especial le pasó una enorme factura", admite Bigelow. Consciente de lo doloroso que estaba resultando, Kathryn cambió rápidamente de planes: "Dimos la escena por acabada y seguimos adelante".

Cámaras en constante movimiento

La intención original de la directora Bigelow era rodar DETROIT en Michigan, por lo que realizó una labor intensiva de localización de exteriores junto con su equipo. Cuando Michigan decidió no renovar sus incentivos fiscales para el cine, filmar en Detroit se volvió económicamente insostenible y hubo que trasladar el rodaje a Boston y alrededores. El rodaje empezó en julio de 2016 y duró 52 días. El equipo de rodaje regresó a Detroit alrededor de una semana para grabar exteriores y otras escenas que necesitaban.

La tensión casi insoportable de DETROIT, sobre todo en las escenas de los interrogatorios en el pasillo del motel Algiers, se derivaba a partes iguales del guion cargado de emoción de Boal y de la ingeniosa técnica empleada por Bigelow para darle vida. No solo mantuvo al reparto en ascuas en cuanto a lo que iban a rodar cada día, sino que, con la ayuda del director de fotografía, el nominado al Óscar Barry Ackroyd ("The Hurt Locker", "Capitán Phillips"), utilizó una forma excepcional de captar el caos y la desorientación de las secuencias clave, sobre todo el brutal interrogatorio de horas de duración, que se rodó a lo largo de varios días.

El pasillo, en el que colocaron contra la pared a los huéspedes del motel, estaba iluminado uniformemente, de modo que pudieran utilizar varias cámaras para captar cada momento crucial, sin tener que parar para cambiar los ángulos y las luces. "Las cámaras nunca estaban quietas", recuerda Anthony Mackie, que interpretaba a Greene, un veterano de Vietnam que se ha trasladado a Detroit en busca de trabajo en la industria del automóvil y vive en el motel Algiers. Mackie ya estaba familiarizado con la cámara en constante movimiento fluido y discreto de Ackroyd gracias a su colaboración anterior en "The Hurt Locker".

Además, comenta el actor, al estar las cámaras de Bigelow en constante movimiento, grababan y captaban todo el entorno, lo que dio lugar a una experiencia de inmersión total. "Esta técnica te permitía como actor crear tu propio espacio, no estabas actuando para la cámara, estabas actuando en la escena como si estuvieras en una obra de teatro. Como no sabías qué cámara te estaba enfocando y cuándo, tenías que estar presente y dando el 110% en todo momento. Te sacaba de tu elemento, que es lo que necesita todo actor".

Para ayudar a recrear el Detroit de 1967, Bigelow recurrió a su diseñador de producción de "Zero Dark Thirty", Jeremy Hindle. "Aquí lo más importante era crear un entorno realista y sin fisuras que encajara perfectamente con la época y al mismo tiempo no resultara en ningún momento artificial, mecánico, ni manipulado", aporta Bigelow. "Creo que es la maestría de Jeremy lo que hizo que funcionara. Fue capaz de transmitir una sensación muy auténtica de la época y lograr eso sin salirse del presupuesto con el que contábamos es todo un logro. La atención al detalles es extraordinaria y me dejó entusiasmada".

"Empecé con referencias fotográficas reales de la época, de lugares como la revista Time, Magnum", explica Hinkle. "Hay muchas imágenes excelentes y se puede sentir realmente la tensión en las fotos: las calles, la gente, la policía, los militares. Sirvió para marcar el tono y fue lo que nos permitió hacerlo realmente creíble. Barry (Ackroyd) hizo lo mismo para decidir sus planos. Yo diseñé los sets y luego Barry buscó lo que encajara mejor".

Encontrar el estilo adecuado de Detroit cuando la película se rodaba en Boston resultó una labor minuciosa y agotadora. "Pero creo que nos quedó bastante bien. Recorrimos toda la ciudad de Boston, desde Lawrence hasta Broxton. Fue complicado, porque había que encajar demasiadas piezas. No conseguimos encontrar todo lo que queríamos en un único lugar. Así que tomamos parte de una calle y parte de otra y luego las combinamos".

El mayor reto para Hindle y su equipo fue recrear el motel Algiers y su anexo, que han sido demolidos desde entonces. La suerte ayudó. "El interior del anexo fue un hallazgo increíble, una rectoría que era muy similar y en la que se podía rodar bien. El motel principal también fue un buen hallazgo, pero tuvimos que redecorarlo entero, construir una piscina y otra pared, y encargar que nos hicieran expresamente el letrero enorme de neón. Cambiamos todas las puertas, todos los pomos, todos los carteles. Recrear el estilo de una época es complicado, buena parte de ello supone alterar u ocultar cosas en las que normalmente no te fijas, como las señales viales, las alarmas de incendios, los parquímetros... no se acaba nunca".

El anexo, donde se centraba buena parte del rodaje, es en realidad una rectoría, y los dueños se negaron en un primer momento a participar. "Ya había visto un par de cientos de casas", recuerda Hindle. "Sabía el tamaño que buscaba y el aspecto que tenía que tener el pasillo. Tenía que ser central, con espacio suficiente para nueve huéspedes, la policía, los agentes estatales y los militares, y tenía que tener el ancho adecuado", recuerda Hindle. "Podía ver por el exterior que era la casa adecuada, pero se negaron durante días. Y yo dije, hay que seguir insistiendo. Esta es la casa. Al final, aceptaron. Pasamos 17 días rodando en la casa después de transformarla. Lo desmontamos todo y volvimos a dejarlo como estaba en la medida que nos fue posible. Es una casa impresionante. Si la ves ahora, parece una mansión maravillosa".

La diseñadora de vestuario de Bigelow, Francine Jamison-Tanchuck, acababa de trabajar en la biografía de Tupac Shakur "All Eyez on Me" y en el filme de Nate Parker "El nacimiento de una nación", cuando Bigelow se reunió con ella para una entrevista y la contrató en el acto. "Francine colaboró estrechamente con Jeremy para crear esos entornos tan precisos y fieles hasta el más mínimo detalle, y que a la vez no se hicieran notar de una forma artificial", prosigue Bigelow. "Esa clase de profundidad trasciende la superficie de la pantalla".

Como ya hiciera Hindle, Tanchuck aprovechó la documentación sobre la época recopilada para la película (fotografías, grabaciones de noticias) y optó por una gama de colores de rojo ladrillo, amarillo mostaza, color hueso y verde azulado. "Los 60 es una época preciosa", afirma, "las mujeres eran muy femeninas y los hombres tenían mucho estilo. Y en Detroit, Motown estaba en la cúspide. Fue muy divertido recrear eso en la secuencia musical del teatro Fox".

En total, Tanchuck estima que su equipo y ella vistieron a entre 600 y 800 intérpretes y extras, entre el reparto principal, la policía, la Guardia Nacional y los participantes en los disturbios y saqueadores. Además de la documentación sobre la época, aprovechó que contaba con varios supervivientes del motel y habló con ellos largo y tendido sobre lo que llevaban por aquel entonces, sobre todo y muy especialmente esa noche en el motel Algiers.

Los protagonistas de la historia

Además de la amplia labor de documentación que realizó, el equipo responsable de DETROIT tuvo la suerte de contar con tres testigos que estuvieron todos involucrados en los sucesos del motel Algiers de esa fatídica noche del verano de 1967. Sus testimonios permitieron al equipo responsable del proyecto entender mucho mejor el caos que se produjo a lo largo del brutal interrogatorio. Melvin Dismukes, Larry Reed y Julie Ann Hysell ayudaron al equipo de la película a reconstruir los hechos desde distintos puntos de vista. También contaron con ellos durante el rodaje en calidad de asesores, para ayudar al equipo a ser lo más preciso posible.

"Creo que uno de los aspectos más importantes de prepararnos para esta película —al menos para mí— fue pasar tiempo con estos individuos que vivieron personalmente estos hechos", aporta Bigelow. "Nos proporcionaron una versión extraordinariamente detallada de los sucesos de esa noche. 50 años después, muchos están aún visiblemente afectados por el incidente, comprensiblemente".

Melvin Dismukes formó parte de la gran diáspora de afroamericanos que dejó atrás el racismo del Sur atraídos por los derechos civiles y los trabajos en las fábricas del Norte. Aunque comenta haber tenido que tratar con un racismo sutil (y a veces no tan sutil) después de que su familia se trasladara de Alabama a Detroit, logró no obstante convertirse en soldador certificado sindicado, un puesto que era prácticamente inaccesible para los negros en esa época y, posteriormente, consiguió empleo como guardia privado de seguridad.

Durante los disturbios de 1967, se encontró apaciguando situaciones antes de que se descontrolaran. "Toda mi vida había sido alguien que trataba de evitar que los problemas empeoraran y hubo varias oportunidades durante las noches y días de los disturbios de Detroit", recuerda.

Dismukes estaba trabajando como guardia en una tienda de comestibles cuando oyó un disparo y, junto con la Guardia Nacional, acudió al motel Algiers, la dirección de la que supuestamente provenía el disparo. Cuando entró en el anexo del motel, vio a dos chicas blancas y a varios varones afroamericanos puestos en fila cara a la pared, totalmente aterrorizados, mientras la policía los maltrataba física y verbalmente. "Estaba claro que esa gente no sabía nada e, incluso si lo supieran, tampoco iban a contarlo", concluyó.

Aunque se planteó marcharse, como hizo la Guardia Nacional cuando la situación empezó a descontrolarse –insultos, puñetazos, culatazos con fusiles– decidió quedarse. Y esa decisión le saldría muy cara. Fue arrestado y acusado de asesinato, y solo consiguió quedar absuelto después de un juicio demoledor. No solo es que la policía intentara implicarlo en las muertes de esa noche, sino que la comunidad negra se volvió contra él. "Intentar hacer algo bueno durante esa clase de caos no sirve de nada", opina. "Podría haber hecho frente a los agentes de policía, pero probablemente me habrían disparado y alegado defensa propia. Pero a nadie le interesaba oír mi versión de la historia".

Dismukes abandonó posteriormente Detroit, aunque siguió trabajando como guardia de seguridad hasta que se jubiló. Rara vez hablaba de los acontecimientos de esa noche y sus repercusiones igualmente traumáticas porque "me recordaba la dolorosa cuestión racial y que no podría haber hecho nada salvo ayudar a buscar las armas", explica. "No tenía autoridad alguna para poner fin a lo que estaba pasando en el vestíbulo. Me sentí completamente indefenso".

Sin embargo, después de cincuenta años, la verdad sobre esa noche y el papel que tuvo en ella ha salido por fin a la luz, opina. "Esta película, DETROIT, contará lo que sucedió de verdad".

Melvin Dismukes está interpretado por la estrella emergente John Boyega, protagonista de la actual trilogía de Star Wars.

Larry Reed era natural de Detroit y vocalista principal de un prometedor grupo de R&B, The Dramatics. No era más que un adolescente cuando, junto a su mejor amigo, se refugiaron en el motel Algiers porque llegar a casa sanos y salvos resultaba imposible. En vez de eso, la policía los puso a él, a su amigo y otros huéspedes más en fila contra la pared, los interrogó brutalmente y los golpeó. Medio siglo después, Reed, que desde entonces ha dedicado su vida a ser director de coro, aún tiene las cicatrices físicas y emocionales que demuestran lo vivido aquella noche.

"Estábamos en el lugar equivocado en el momento equivocado", opina. "Logré salir con vida y encontré a un agente de policía que se compadeció de mí y me llevó a un hospital. Pero mi amigo fue uno de los que murió".

Para Reed, DETROIT es más que una película. Es un testimonio de un momento fundamental de la historia del siglo XX de Estados Unidos. Aunque durante muchos años Reed se mostró reticente a hablar de esa noche que cambió su vida, cuando el equipo responsable del proyecto se puso en contacto con él, sintió que les debía a su amigo y a los demás que perdieron la vida colaborar con los cineastas. "Mi intención al animarme a hablar ahora es que la gente sepa qué fue lo que sucedió", comenta Reed. "No quiero que este acontecimiento se olvide, lo que pasamos mi amigo y yo. Es algo que nunca debería haber sucedido".

Algee Smith, estrella de la miniserie "The New Edition Story", interpreta a Larry Reed.

Julie Hysell se crió en Columbus, Ohio, hija adoptiva de un bombero y una contable. Hysell se describe a sí misma como una "juerguista" en su adolescencia y, junto a su amiga del instituto, Karen Malloy, fueron a Detroit a ver actuar a un grupo de R&B, The Precisions, y luego decidieron quedarse. No tardaron en gastarse todo el dinero que llevaban, así que se trasladaron al motel Algiers, que no costaba más que seis dólares la noche. Durante el toque de queda impuesto en la ciudad, visitaron una de las habitaciones del anexo, que tenía una cocina, con la esperanza de conseguir lago de comida, solo para verse recibidas por ráfagas de disparos de la policía y la Guardia Nacional, que respondían a informes de posibles disparos.

En medio del caos que estalló a su alrededor, se retiraron a la habitación de un amigo a quien habían conocido en la piscina y en quien confiaban. "Entonces la policía entró en la habitación y me preguntaron algo", recuerda Hysell, "y como no les gustó cómo respondí, me golpearon y nos rasgaron la ropa".

Hysell y su amiga fueron acusadas de ser prostitutas, y su amigo de ser su chulo. Los llevaron a rastras hasta el pasillo del primer piso "y durante las dos o tres horas siguientes se dedicaron a pegarnos y a matar gente", señala. "Podía oír a gente suplicando por sus vidas".

Hysell se siente agradecida por la película DETROIT y por la forma sensible pero honesta del equipo responsable de la misma de tratar los hechos. "Pensé que lo pasaría mal durante el rodaje, porque no estoy segura de haber llegado nunca a asumir lo que sucedió esa noche. Pero Kathryn me rodeó de un grupo tan estupendo de personas que me ayudaron a sobrellevarlo. La única vez que no pude soportarlo fue cuando estaban filmando la escena del juicio en la que se anuncia el veredicto de no culpabilidad. Tuve que salir del set. Esas personas fueron asesinadas. A sangre fría. Fueron asesinadas y los policías fueron absueltos".

"Por eso era tan importante contar esta historia. Me gustaría que la gente viera esta película y pensara: ‘Sí, ya es hora de que las cosas cambien’. Eso es lo que me gustaría que pasara".

Julie Hysell está interpretada por Hannah Murray ("Juego de tronos").

Reflejándonos en el pasado

Todo parecido entre el debate actual sobre el racismo institucional y los hechos mostrados en DETROIT es completamente deliberado, aseguran los responsables del proyecto. "Creo que es una historia que es importante contar", opina el guionista y productor Boal, "porque una de las ventajas de observar el pasado es que te permite ver el presente desde otro punto de vista. Y hacerse preguntas como: ‘¿Cuánto han cambiado las cosas?’ o ‘¿Cuánto sigue igual?’".

Los acontecimientos del verano de 1967 en Detroit y otras grandes ciudades estadounidenses "no fueron un momento aislado en el tiempo", prosigue Boal. "Formaban parte de un continuo. Y si nos hacen ser hasta cierto punto conscientes de ese continuo, tal vez podamos tener más consideración al respecto".

El reparto principal de DETROIT tiene su propia opinión sobre el filme. "Me sentí muy orgulloso de trabajar con cineastas a los que les interesa hacer más que simplemente entretener con su trabajo, que intentan concienciar sobre problemas y cuestiones reales de la sociedad", sostiene Will Poulter. "Para que podamos avanzar, es de una importancia vital que los medios y el arte pongan de relieve esas cuestiones".

"Cuando acabó la película, no estaba seguro de cómo me sentía", admite Algee Smith. "Por un lado, estaba contento de formar parte de una historia tan importante. Por otro, sentí pena por lo que tuvo que pasar la gente de verdad, y rabia por la injusticia que se cometió a continuación. Digamos simplemente que estaba confuso aunque, en última instancia, sentía una inmensa gratitud por el hecho de que se contara esta historia".

En opinión de Bigelow, "si el propósito del arte es agitar para provocar el cambio, si estamos verdaderamente listos para empezar a tratar la desigualdad racial de este país, tenemos que estar dispuestos a escuchar. Espero que esta película anime en parte ese debate y que encontremos una forma de curar las heridas que existen desde hace demasiado tiempo en este país".



Hablemos de amor

2015
Duración 98 min.
País: Italia
Dirección: Sergio Rubini
Reparto: Fabrizio Bentivoglio, Isabella Ragonese, Maria Pia Calzone, Sergio Rubini


Vanni y Linda viven de alquiler en el centro de Roma. Vanni escribe novelas, Linda "colabora" en las mismas. Después de una exposición de Basquiat, empiezan a quedar con Alfredo y Costanza, una pareja al borde de un ataque de nervios. Decididos a desfogarse de todas sus frustraciones, Alfredo y Costanza se recriminan a viva voz pecados del presente y del pasado en casa de sus amigos Vanni y Linda. Intentando calmarlos, Vanni y Linda acabarán jugando al juego de las recriminaciones también.



El pájaro loco

2017
Duración 84 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Alex Zamm
Reparto: Thaila Ayala, Timothy Omundson, Graham Verchere, Jordana Largy, Scott McNeil, Adrian Glynn McMorran, Chelsea Miller, Jakob Davies, Sean Tyson, Patrick Lubczyk, Ty Consiglio, Emily Holmes, Kwesi Ameyaw, Eric Keenleyside, Karin Konoval, Keith Dallas, Shawn Macdonald (Voz: Eric Bauza)


Lance Walters es un abogado divorciado que decide irse a vivir con su hijo y su nueva novia a una casa de ensueño en un bosque situado en las montañas. Sin embargo, allí descubrirá que para construir su hogar deberá cortar un árbol en el que vive un pájaro carpintero, contra el que empezará una guerra para decidir quién se quedará con el lugar



The Post: Los oscuros secretos del Pentágono

2017
Duración 116 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Steven Spielberg
Reparto: Meryl Streep, Tom Hanks, Bruce Greenwood, Bob Odenkirk, Tracy Letts, Sarah Paulson, Matthew Rhys, Alison Brie, Carrie Coon, Jesse Plemons, Bradley Whitford, David Cross, Michael Stuhlbarg, Zack Woods, Pat Healy, Deirdre Lovejoy


En junio de 1971, los principales periódicos de EE.UU., entre los que se encontraban The New York Times y The Washington Post, tomaron una valiente posición en favor de la libertad de expresión, informando sobre los documentos del Pentágono y el encubrimiento masivo de secretos por parte del gobierno, que había durado cuatro décadas y cuatro presidencias estadounidenses. En ese momento, Katherine Graham (Meryl Streep), primera mujer editora del Post, y el director Ben Bradlee (Tom Hanks) intentaba relanzar un periódico en decadencia. Juntos decidieron tomar la audaz decisión de apoyar al The New York Times y luchar contra el intento de la Administración Nixon de restringir la primera enmienda... Historia basada en los documentos del Post que recogían información clasificada sobre la Guerra de Vietnam. Su publicación generó un enorme debate sobre la libertad de expresión y acabó en una dura batalla legal ante el Tribunal Supremo.


"The Post: Los oscuros secretos del Pentágono" supone la primera vez que Meryl Streep, Tom Hanks y Steven Spielberg colaboran los tres juntos en un proyecto. Además de dirigir, Spielberg produce junto a Amy Pascal y Kristie Macosko Krieger. El guion está escrito por Liz Hannah y Josh Singer, y cuenta con un alabado reparto coral que incluye a Alison Brie, Carrie Coon, David Cross, Bruce Greenwood, Tracy Letts, Bob Odenkirk, Sarah Paulson, Jesse Plemons, Matthew Rhys, Michael Stuhlbarg, Bradley Whitford y Zach Woods. 

Primera enmienda a la Constitución de los Estados Unidos

El Congreso no podrá hacer ninguna ley con respecto al establecimiento de la religión, ni prohibiendo la libre práctica de la misma; ni limitando la libertad de expresión, ni de prensa; ni el derecho a la asamblea pacífica de las personas, ni de solicitar al gobierno una compensación de agravios.


Fallo del Tribunal Supremo: The New York Times contra los Estados Unidos 403 EE.UU. 713

Pasaje del juez Hugo Black

"En la Primera Enmienda, los Padres Fundadores dieron a la prensa libre la protección que debe tener para cumplir su esencial cometido en nuestra democracia. La prensa debía servir a los gobernados, no a los gobernantes. El poder del Gobierno para censurar a la prensa se abolió para que la prensa se mantuviera siempre libre para censurar al Gobierno. Se protegió a la prensa para que pudiera destapar los secretos del gobierno e informar al pueblo. Solo una prensa libre y sin restricciones puede sacar a la luz de manera eficaz los engaños del gobierno. Y es primordial entre las responsabilidades de la prensa libre el deber de impedir que cualquier parte del gobierno engañe al pueblo y lo envíe a tierras lejanas a morir de fiebres foráneas, o de disparos y proyectiles extranjeros. A mi modo de ver, lejos de merecer nuestra condena por su valerosa cobertura, The New York Times, The Washington Post y los demás periódicos deberían recibir nuestros elogios por servir al propósito que los Padres Fundadores vieron con tanta claridad. Al desvelar el funcionamiento del gobierno que condujo a la guerra de Vietnam, los periódicos hicieron noblemente justo aquello que los Fundadores esperaban y confiaban que hicieran".

Introducción

"Ciertas personas disfrutan con la competición y la pelea, y ojala yo fuera de esas, pero no es así. Pero una vez has emprendido un camino, creo que tienes que seguir adelante. No puedes rendirte". - Katharine Graham, editora de The Washington Post

A lo largo de la historia de los Estados Unidos, ha habido momentos catalizadores en los que ciudadanos corrientes deben decidir si se lo juegan todo -su sustento, su reputación, su estatus e incluso su libertad- para hacer lo que consideran que es correcto y necesario para proteger la Constitución y defender la libertad de los EE. UU. Con "The Post: Los oscuros secretos del Pentágono", el director ganador de múltiples Óscar Steven Spielberg recupera uno de esos momentos. El resultado es un intenso drama basado en los hechos reales que se produjeron cuando The Washington Post y The New York Times formaron una alianza pragmática después del incendiario artículo publicado por el Times en el que desvelaba un estudio de alto secreto que acabaría conociéndose como los archivos del Pentágono.

Aunque The New York Times se adelantara con la primicia, The Washington Post decide continuar con la historia que le ha acarreado amenazas legales al Times y ha hecho que se le eche encima la Casa Blanca con todo su poder, pues la necesidad de una nación escandalizada de saber lo que le oculta su gobierno se impone al enorme riesgo personal que corren. Podría estar en el aire el destino de millones de personas, entre ellos miles de soldados estadounidenses que libran una guerra que su gobierno no cree que se pueda ganar. En apenas unos días de crisis, la pionera pero inexperta editora del Post Katharine Graham tendrá que sopesar su legado con su conciencia mientras consigue reunir la confianza suficiente para liderar; y el director Ben Bradlee deberá presionar a su equipo para ir más allá de lo que normalmente exige su profesión, sabiendo que podrían acabar acusados de traición por hacer su trabajo. Pero, a medida que lo hacen, los periodistas del Post, aunque tengan todas las de perder, se unen en una lucha más grande que todos ellos, una lucha por sus compañeros y por la Constitución, que pone de relieve la necesidad de una prensa libre que obligue a rendir cuentas a los líderes de una democracia, a la vez que pone a prueba a Graham y a Bradlee hasta lo más profundo de su ser.

Con "The Post: Los oscuros secretos del Pentágono", Spielberg reúne a un extraordinario elenco de actores al máximo de sus facultades. El eje central de ese reparto coral lo constituyen las interpretaciones de Streep y Hanks como Graham y Bradlee, la primera una líder sin experiencia que aún está aprendiendo a marcar su territorio como mujer en un mundo cambiante, el segundo un duro periodista que está evolucionando para pasar de dedicarse a conseguir historias a luchar por los principios mismos de la verdad, y que descubren que se pueden motivar el uno al otro para sacar lo mejor de sí mismos. Tras las cámaras, Spielberg se reúne con su grupo de estrechos y galardonados colaboradores, como el director de fotografía Janusz Kaminski, el montador Michael Kahn, el diseñador de producción Rick Carter y el compositor John Williams, con la incorporación al equipo de la legendaria diseñadora de vestuario Ann Roth.

Todo ello permite realizar una recreación de 1971 que parece desarrollarse en tiempo real con un suspense cada vez mayor. A lo largo de su carrera, a Spielberg le ha atraído visitar esos momentos en los que se han producido cambios históricos, en películas que van desde "El imperio del sol" y "La lista de Schindler" a "Munich", "Lincoln" y "El puente de los espías". "The Post: Los oscuros secretos del Pentágono" dirige la lente de Spielberg por primera vez a los Estados Unidos de la década de 1970, la misma época en la que se convirtió en uno de los cineastas más eminentes de la industria. Su narración incansablemente dinámica es una historia de valor y relaciones personales, pero también lleva a Spielberg al mundo del periodismo en un momento crítico para el país y para el mundo, un mundo a punto de cambiar por el creciente poder de las mujeres y la llegada del corporativismo. Y, sobre todo, la historia ofrece un fascinante contexto a un dilema eterno: ¿cuándo debe hablar uno para sacar a la luz un grave peligro nacional, aun sabiendo que lo que hay en juego es inconmensurable?

"Steven convirtió esta historia en un thriller", comenta la productora Amy Pascal. "Posee una capacidad innata para hacer que unos determinados hechos históricos resulten dinámicos y del momento. Te mantiene constantemente en vilo, pero también nos recuerda el deber atemporal de contar la verdad".

La productora Kristie Macosko Krieger agrega: "Esta película trata sobre el poder de la verdad, pero también es una historia personal sobre la transformación de una mujer de ama de casa a jefa de una empresa de la lista de Fortune 500. Es una historia personal dentro de unos hechos históricos en los que había mucho en juego, y eso es lo que la hacía tan cautivadora para todos nosotros".

¿Qué son los archivos del Pentágono?

El documento:
En marzo de 1971, el reportero de The New York Times Neil Sheehan obtuvo un acceso extraordinario a un informe altamente clasificado de 7000 páginas plagado de secretos gubernamentales inculpatorios. El documento, preparado originalmente a instancias del por entonces Secretario de Defensa de los EE. UU., Robert McNamara, en 1967, tenía el prosaico título, "Historia de la toma de decisiones de los EE. UU. en Vietnam, 1945-66".
Por inocuo que sonara, el reportaje tendría unas consecuencias devastadoras que aún se sienten en la actualidad. El documento -que no tardaría en ser conocido en todo el mundo como los archivos del Pentágono- descubrió una siniestra verdad: que los amplios y variados engaños sobre la mortífera guerra que se estaba librando en Vietnam habían abarcado cuatro administraciones presidenciales, desde Truman hasta Eisenhower, Kennedy y Johnson. Los archivos del Pentágono desvelaron que cada uno de esos presidentes había engañado repetidas veces al público en cuanto a las operaciones de Estados Unidos en Vietnam y que, aunque el gobierno supuestamente buscara la paz, los militares y la CIA trabajaban en secreto ampliando sus operaciones bélicas. La documentación proporcionó una oscura historia cargada de pruebas de asesinatos, violaciones de la Convención de Ginebra, elecciones amañadas y mentiras al Congreso.
Esas revelaciones se convirtieron en noticias especialmente explosivas en un momento en el que soldados estadounidenses, muchos de ellos llamados a filas y obligados a servir, seguían corriendo peligro de muerte a cada instante. En última instancia, la guerra de Vietnam, de la que Estados Unidos se retiraría en 1975, se cobró las vidas de 58 220 militares y provocó de forma directa la pérdida de más de un millón de vidas. Los archivos del Pentágono sacaron a la luz los engaños que condujeron a muchas de esas muertes.




La fuente:

La fuente responsable de la primicia de The New York Times sobre los archivos del Pentágono fue a decir de todos un brillante analista militar de la Corporación RAND -un influyente comité de expertos financiado por el gobierno- convertido en informante: Daniel Ellsberg, que había formado parte en un primer momento de los que escribieron ese estudio secreto. Ellsberg había servido como marine y pasó dos años trabajando en Vietnam con el Departamento de Estado de EE. UU. Pero iría sintiéndose cada vez más desencantado ante las flagrantes disparidades entre lo que veía que sucedía sobre el terreno, lo que pasaba a puerta cerrada en Washington y todo lo que el pueblo americano no sabía sobre la prognosis y la conducta de la guerra.
En 1969, impulsado a actuar en favor de los soldados, pese al peligro que suponía para él, Ellsberg y su compañero de RAND Anthony Russo empezaron a fotocopiar furtivamente las 7000 páginas de los archivos del Pentágono. Lo hicieron página a página, sacando el documento de su cámara segura en RAND cada noche y llevando su contrabando oculto en un maletín a una fotocopiadora que había en la oficina en la que trabajaba la novia de Russo, Lynda Resnick, que tenía su propia agencia publicitaria (Resnick ya se había involucrado en el movimiento contrario a la guerra).
Aunque Ellsberg veía todo esto como un acto de sumo patriotismo, algunos lo calificarían poco después como "el hombre más peligroso de Estados Unidos".

El reportaje de The New York Times y la batalla legal:
Una vez que contaba con una copia completa fuera de la cámara, Ellsberg pensó en un primer momento que intentaría usar los canales oficiales para poner toda la documentación en manos del público. Pero cuando vio que no conseguía llegar a ninguna parte con varios miembros del Congreso, decidió que su siguiente mejor opción era filtrar el material clasificado a The New York Times. En marzo de 1971, Ellsberg invitó con cautela al reportero Neil Sheehan -que había empezado a informar desde Saigón con 26 años de edad y era conocido por su dura cobertura de asuntos militares y políticos- a echar un vistazo a lo que tenía. Pese a que Sheehan no pudo prometerle nada a Ellsberg, le ofreció llevarles los archivos a sus jefes del Times.
El Times reconoció la naturaleza trascendente e incendiaria de los documentos. En contra de los consejos de sus asesores legales, el editor Arthur "Punch" Sulzberger y el director editorial Abe Rosenthal decidieron seguir adelante, tras tomar detenidamente en consideración su responsabilidad tanto para con el público como con el interés nacional. Un equipo de reporteros organizó una operación clandestina en un hotel y se pasó tres meses estudiando los documentos en profundidad, preparando cómo contar una historia tan compleja, complicada aún más por el hecho de que temían que el FBI pudiera estar siguiéndoles la pista. Se tomó la decisión de publicar la información de la forma menos sensacionalista que fuera posible.
No obstante, en cuanto The New York Times llegó a los kioscos de prensa el domingo 13 de junio de 1971 con el titular de primera plana "Archivos de Vietnam: Estudio del Pentágono analiza 3 décadas de creciente implicación estadounidense", se desató el caos. Los directores de noticias de todos los demás periódicos importantes, conscientes de que se les habían adelantado con una primicia importante, empezaron a poner apresuradamente en marcha sus propias investigaciones. Entretanto, en Washington, se empezaron a acelerar los procedimientos para procesar no solo a Ellsberg, sino a The New York Times y a cualquiera que pudiera intentar sacar a la luz los secretos contenidos en esos documentos.
El 15 de junio, la administración Nixon pidió a un tribunal federal un mandamiento judicial para detener la publicación de cualquier nuevo material por parte del Times, argumentando que dicha publicación pondría en peligro la seguridad nacional. Se les concedió su petición.

La decisión de The Washington Post:
Mientras The New York Times tenía prohibido seguir publicando nada más, otros periódicos empezaron a competir para conseguir acceder a los documentos y escribir sus propias historias y análisis. The Washington Post, visto desde hace tiempo como un periódico local de poca monta comparado con uno más importante y de alcance nacional como The New York Times, tomó inmediatamente el testigo y el ayudante de dirección editorial Ben Bagdikian, antiguo compañero de Ellsberg en RAND, se puso a localizar otra copia completa de los documentos. Después recayó en la editora, Katharine Graham -por aquel entonces la única mujer en una posición de poder en un periódico nacional importante- darles luz verde o pisar el freno. Bajo una enorme presión y en contra de los consejos que le decían que podía echar por tierra el futuro del periódico, que se disponía entonces a realizar una OPV, decidió sin embargo darle al director Ben Bradlee el visto bueno para empezar a publicar historias.
El 18 de junio, The Washington Post se convirtió en el primero en publicar material de los archivos del Pentágono tras el mandamiento judicial contra el Times, a costa de verse también implicado en el proceso legal. Ese mismo día, el Departamento de Justicia solicitó una orden de alejamiento inmediata y un mandamiento judicial permanente contra The Washington Post, aunque esta vez el juez federal ante el que presentaron la causa les denegó la orden. Entretanto, el valor del Times y posteriormente del Post no hizo más que animar a la publicación de más historias sobre el tema en el Boston Globe, Chicago Sun-Times y otros periódicos, mientras la importancia del momento cobró vida propia.
El 30 de junio, el Tribunal Supremo se pronunció, revocando el mandamiento judicial contra la publicación. La opinión mayoritaria sostenía que la publicación de los archivos del Pentágono era de interés público y que era deber de una prensa libre obligar al gobierno a rendir cuentas.
Ellsberg y Russo fueron procesados por violar la Ley de Espionaje y Ellsberg se encontró afrontando la posibilidad de una condena de 115 años de prisión. Su juicio empezó en enero de 1973, justo cuando estallaba el escándalo Watergate. Ambos casos se verían irremediablemente vinculados, cuando salieron a la luz revelaciones de que la Casa Blanca de Nixon había autorizado ilícitamente espiar al psiquiatra de Ellsberg en un intento de desacreditar al propio Ellsberg. Al final, el 11 de mayo de 1973, el juez de la causa declaró el juicio nulo debido a lo que consideró una conducta negligente muy grave por parte del gobierno. Todos los cargos contra Ellsberg y Russo fueron retirados.
Para entonces, la historia de los archivos del Pentágono ya no trataba simplemente sobre un único y controvertido acto de conciencia; se trataba más bien del gran poder que conllevan muchos actos similares unidos y del poder de decir la verdad, sin importar las amenazas y peligros que ello suponga.





En busca de la historia: El guión

La historia de los archivos del Pentágono engloba muchas otras historias: la historia de cómo cuatro administraciones presidenciales mintieron al país sobre las circunstancias de la guerra durante más de 20 años, la historia de por qué el antiguo marine de los EE. UU. y asesor militar Daniel Ellsberg decidió destapar el asunto, la historia de cómo The New York Times manejó una primicia espectacular e incendiaria, la historia del decisivo litigio, por no hablar de la historia de las implicaciones que dicho proceso conlleva para los medios, la Primera Enmienda y la mismísima democracia. Pero el apasionante guion de Liz Hannah para "The Post: Los oscuros secretos del Pentágono" lo abordó desde un punto de vista diferente, centrándose en la agitada intriga humana y las magnéticas personalidades que había detrás de la trascendental decisión de The Washington Post de sumarse a la lucha por publicar la información.

Hannah sentía fascinación desde hacía tiempo por la vida y los tiempos de la legendaria editora del Washington Post Katharine (Kay) Graham, que, a principios de los 70, iba a contracorriente, la primera mujer que dirigía una organización nacional de noticias importante. Se sentía fascinada por cómo Graham evolucionó de ser la heredera de un periódico en crecimiento a una auténtica líder entre periodistas. Saltó una chispa en ella cuando Hannah descubrió la historia de cómo Graham eligió deliberadamente arriesgar tanto su periódico como su carrera -en el momento más vulnerable para ambos- al seguir adelante con la publicación de los archivos del Pentágono después de que un tribunal ordenara al New York Times que dejara de hacerlo. Esa era la historia que había estado buscando. Fue un momento que marcó mucho la vida de Graham y al propio país, y estaba tan lleno de personajes complejos y de giros y sorpresas como un relato de espionaje.

"Había leído las memorias de Graham 'Personal History' y quería que se escuchara su voz. Pero seguía intentando encontrar la manera, porque no quería escribir un biopic", explica Hannah. "No fue hasta que leí las memorias de Ben Bradlee y me topé con esta decisión trascendental de publicar los archivos del Pentágono que vi claro qué hacer. Decidí contar la historia de ellos dos, en el contexto del momento de madurez de Graham, al decidir el futuro rumbo del Post. Fue un momento tan dramático y asumieron tantos riesgos que la historia prácticamente se escribía sola".

Lo que Graham y Bradlee se jugaban era colosal. Entre otras cosas: la realidad de que seguían llamando a jóvenes a filas para enviarlos a Vietnam, mientras el número de bajas no dejaba de elevarse, la ansiedad de que los cargos que pudieran afrontar incluyeran traición, el legado e incluso la futura existencia de The Washington Post, la inquietud de que estaban sometiendo a su plantilla y a sus familias a un riesgo inmenso, y su propia preocupación de que pudieran estar traicionando a amigos.

Fueron los acontecimientos que condujeron a que asumieran semejantes riesgos -y el valor que inspiraron en el Post y en todo el periodismo estadounidense- los que se convirtieron en el eje central del guion de Hannah. A la hora de escribirlo, acabó tratando sobre cómo y por qué la gente decide actuar tanto como sobre la pintoresca vida de un periódico ambicioso y luchador de los años 70. Hannah también abordó la estructura como una historia de amor de alto riesgo, una unión platónica de una editora y un director, yin y yang, que forjaron un inquebrantable lazo de lealtad cuando el peligro que ambos corrían no podía ser mayor. "La publicación de los archivos del Pentágono es el momento en que se fraguó la relación entre Kay y Ben, cuando su confianza y colaboración se convierten en su sostén", explica Hannah. "Lo veo como la historia de amor de unas almas gemelas que tenían una misión común".

El guion no tardaría en atraer el interés de los estudios. Cuando Amy Pascal lo leyó, recuerda: "Me dije a mí misma: esta historia tiene que contarse. Parte de lo que me encantaba del guion de Liz era que trataba sobre una esposa y madre que pensaba que nunca conseguiría un trabajo de verdad, a la que prácticamente todo el mundo en su vida desestimaba, y que de pronto se encuentra teniendo que tomar una de las decisiones más trascendentales de la historia. Cambió para siempre su industria y su vida, y se convirtió en la primera mujer en dirigir una empresa de la lista de Fortune 500. Me interesaba mucho esa historia".

La historia también llamó la atención de Meryl Streep, que en 2017 cumplía 40 años en la gran pantalla, antes incluso de contar con Spielberg como director. "Estaba familiarizada con las historias sobre The Washington Post y Watergate gracias a la película de Alan J. Pakula 'Todos los hombres del presidente', en la que Kay Graham realiza una fugaz aparición. Aunque lo cierto es que no sabía mucho de ella", recuerda. "Pero el guion de Liz parecía reflejar perfectamente el ambiente de esa época. Me pareció increíblemente cautivador. Y era una historia que no se había contado".

Spielberg también tuvo una reacción visceral al guion. Pese a encontrarse en mitad de una preparación intensiva para su cinta cargada de efectos especiales "Ready Player One", esta historia tan humana y sumamente histórica le atrajo. "La forma de escribir de Liz, su premisa, su estudio crítico y, sobre todo, su hermoso retrato personal de Graham me hizo decir: 'Puede que esté loco, pero creo que voy a hacer otra película ahora mismo'", recuerda. "Me tomó por sorpresa".

Kristie Macosko Krieger, que lleva dos décadas trabajando con Spielberg, comenta: "Lo organizamos todo en cuestión de un día. Llamé a todo el mundo y les dije: 'Acabemos rápido en Italia, en 11 semanas estaremos rodando una película en Nueva York'".

Todo salió adelante a un ritmo inusitadamente rápido, incluso para Spielberg, conocido por su ética de trabajo. Los dos actores principales que quería para interpretar a Graham y Bradlee -Streep y Hanks- expresaron de inmediato su interés. De forma casi milagrosa, ambos tenían el hueco necesario en sus respectivas agendas. Estos tres artistas de gran talento del cine actual se encontraron con la oportunidad de colaborar juntos y todos estaban decididos a seguir adelante a toda máquina.

De especial interés para Spielberg eran los riesgos que se asumían en la historia, lo que la convertía a la vez en un thriller, un drama y un estudio de personaje de una mujer que descubre la rotunda fuerza de su voz. "The Washington Post se arriesgó mucho al publicar la noticia después de que el juez impidiera a The New York Times hacerlo", opina. "No podían haber elegido un peor momento. El Post estaba poco menos que desangrándose y necesitaba salir a bolsa para seguir siendo solvente. Y en medio de todo eso se encontraba Graham, que tenía que tomar la decisión más importante de la historia del periódico. Me pareció que la historia trataba tanto sobre el nacimiento de un líder como sobre el crecimiento de un periódico de alcance nacional".

Spielberg fichó entonces al guionista ganador del Óscar Josh Singer ("Spotlight"), conocido por su capacidad para escribir visceralmente sobre las vidas de reporteros, para profundizar en el guion de Hannah. El director recuerda: "Le envié el material a Josh y le encantó el guion de Liz, así que se puso inmediatamente manos a la obra. Mantuvimos muchas conversaciones y leímos ambos libros, el de Graham y el de Bradlee, y nos entusiasmamos con las posibilidades de adónde podía ir esta historia. Josh realizó una enorme labor de documentación en muy poco tiempo. Nunca había visto nada igual y creo que parte de ello se debe a que estudió Derecho, y luego empezó a escribir para 'El Ala Oeste de la Casa Blanca'. Entiende la importancia de encontrar la verdad, encontrar los detalles de la verdad, y no solo las líneas generales de un relato histórico. Se mostró infatigable, hablando con todos los que estuvieron allí".

"Fue genial poder juntar a Josh y a Liz. No creo haber visto a dos guionistas trabajar tan bien juntos como lo hicieron ellos", opina Pascal.

"El guion de Liz trataba sobre dos seres humanos en un viaje íntimo, un guion increíble", asegura Singer. "Así que lo que queríamos hacer era incorporar más elementos históricos y reforzar la sensación de cómo fueron evolucionando los acontecimientos para mostrar lo extraordinarios que fueron esos pocos días y sumergir más profundamente a los espectadores en ese mundo. Vamos más allá de Kay y Ben para ver lo que está sucediendo con las cintas de Nixon y con The New York Times, y todo ello contribuye a dar más contexto a la trascendental decisión que tiene que tomar Kay en ese momento".

Singer mantuvo la relación de Graham y Bradlee como núcleo de la historia. "Su evolución es el eje central del guion y la forma que tuvo Liz de escribirla la hacía sincera y verídica", opina. "Su lazo es en cierto modo como el de un matrimonio joven. Ben y Kay llevan trabajando juntos cinco años, pero hasta ahora, nunca han tenido que afrontar dificultades serias. Ahora se enfrentan a su primera gran prueba y se presionan mutuamente hasta el punto en que crees que no van a poder aguantar más, y lo que resulta maravilloso de ver es que en vez de eso salen más fuertes".

También era importante para Singer establecer una relación directa entre la decisión de The Washington Post de seguir publicando los archivos del Pentágono y la audaz cobertura que realizó el periódico del escándalo Watergate (que se convirtió en el tema del clásico del cine de Alan J. Pakula "Todos los hombres del presidente") "Esta es en cierto sentido la historia de origen de la investigación del Watergate", afirma Singer. "De no haber contado con este equipo, podría no haberse producido la cobertura del Watergate. Los archivos del Pentágono básicamente cambiaron la forma de funcionar del periódico y condujo a esa posibilidad".

El guion ofrecía una nueva oportunidad a Singer de observar otro aspecto distinto del periodismo: el valor no solo para ir en busca de historias que llamen la atención, sino también para atreverse a publicar aquello que la gente poderosa pueda no querer ver publicado, obligar a las autoridades a rendir cuentas. "The Post: Los oscuros secretos del Pentágono" no trata decididamente sobre publicar una primicia, y era esencial dejar claro que fue The New York Times el medio que se adelantó con la exclusiva de los archivos del Pentágono.

"The New York Times fue el periódico que destapó esta historia", afirma Pascal. "De hecho, nuestra película empieza con Ben Bradlee volviéndose loco porque se ha enterado una vez más de que hay una historia que el Times tiene y él no. Es un periodista competitivo hasta a médula y el hecho de que el Times haya conseguido esta historia tan importante le saca de quicio. Pero lo interesante es que pasa de importarle el hecho de no haber conseguido la historia a preocuparle más cómo hacer llegar toda la verdad a la gente. Se convierte en una causa distinta para él, para Kay y para The Washington Post".

Para conseguir una mayor perspectiva, Singer consultó estrechamente con toda una serie de asesores técnicos con conocimientos de primera mano. Entre los principales se encontraban: Steve Coll, un veterano con 20 años de experiencia en el Washington Post como reportero y director editorial, que en la actualidad es redactor de plantilla de la revista New Yorker y decano de la Escuela de Periodismo de Columbia, Len Downie, que fue director gerente del Washington Post a las órdenes de Bradlee y lo sucedió como redactor ejecutivo en 1991, Andrew Rosenthal, antiguo editor de la página editorial de The New York Times e hijo de Abe Rosenthal, y R. B. Brenner, antiguo director del Washington Post, que en la actualidad es director de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Texas en Austin. Miembros de las familias de Graham y Bradlee realizaron más contribuciones.

Eso, señala Spielberg, suponía una notable diferencia con respecto a sus numerosas películas ambientadas en un pasado lejano. "Con muchas de las películas históricas que he hecho, la gente sobre la que tratan ya no está viva. No hay nadie a quien yo pudiera entrevistar o hacer que Tony Kushner entrevistara para 'Lincoln'", observa el director. "Pero para esta película, pudimos obtener información de la gente que formó parte de ese momento extraordinario en 1971. Nos beneficiamos de tener ocasión de conocer a Don Graham, su hijo Will, Lally Weymouth, así como Daniel Ellsberg y otras personas importantes de esa época que cambiaron el curso de la historia. Fue un regalo del cielo poder sentarnos en una habitación y hablar con la gente que estuvo allí".

Coll, que conoció personalmente a Graham y a Bradlee, disfrutó especialmente con el hecho de que la historia se centrara en esa pareja en ese momento crucial. "The Washington Post se benefició enormemente de contar con esos dos carismáticos líderes", opina. "Para 1971, Graham había estado madurando. Llevaba varios años al mando del periódico y todavía estaba mudando la piel y transformándose en una líder de carácter. Los acontecimientos recogidos en la película suponen un punto de inflexión en su vida. Pusieron a prueba sus valores como nunca antes porque la obligaron a decidir si estaba dispuesta a poner su negocio, el negocio de su padre, en grave peligro por un principio editorial".

Ir a la cárcel era una verdadera posibilidad tanto para los reporteros como para la editora, recalca Coll. Tal vez incluso peor para Graham era la perspectiva de que el periódico de su familia pudiera hundirse. "Graham corría el riesgo de tener que afrontar cargos por desacato, e incluso prisión. Y también ponía el negocio en peligro, porque todo eso estaba sucediendo justo en el momento en que el periódico estaba vendiendo acciones en una OPV", explica Coll. "Para aquellos de nosotros que tuvimos la suerte de conocer a Kay por aquel entonces, la vimos crecer y madurar hasta adquirir la enorme fuerza que demostró en este momento tan difícil".

El reparto entusiasmó a Coll. "No se me ocurre a nadie que encaje mejor que Meryl Streep. Al oír su voz, verla caminar, era como si la Sra. Graham hubiera vuelto a la vida. Y Tom Hanks no solo tiene el aspecto adecuado para el papel, sino que ha internalizado la forma que tiene Ben de caminar, reaccionar, bromear". Len Downie concuerda: "Meryl no solo tiene el aspecto, actúa y suena como la Sra. Graham, sino que incluso parece pensar como ella. Y Tom captó esa cualidad intrépida de Ben Bradlee. Todos los actores que interpretan a los redactores y reporteros personifican a las personas que conocí. Es increíble".

A medida que el guion iba tomando forma, Spielberg aportó sus propias ideas, a su modo característico y personal. Pascal explica: "Me he pasado la mayor parte de mi vida desarrollando guiones, hablando de los personajes y la trama, pero así no es como lo hace Steven. Él lo hace desde el interior. Quiere saber cosas del tipo: ¿Cómo caminan los personajes? ¿Dónde dejan su abrigo cuando entran en una habitación? Puedes ver en tiempo real cómo el guion se va convirtiendo en su mente en una película. Observarlo ha sido una de las cosas más emocionantes de las que he formado parte".

Otra alegría para Spielberg fue contar una historia que trataba sobre una mujer poderosa, mientras él mismo se rodeaba de mujeres poderosas para la producción. "Esta historia tiene una faceta empoderadora, cuando ves a esta mujer encontrar su voz, así como su sentido de entrega personal", afirma. "Me encantó estar rodeado cada día de rodaje de mujeres extraordinarias: nuestras magníficas productoras Amy Pascal y Kristie Macosko Krieger, así como nuestra estupenda coguionista Liz Hannah y toda una compañía de actrices llenas de talento. Ha sido muy emocionante".

Krieger comenta que Graham continúa siendo un modelo a seguir para muchas mujeres en 2017. "En la actualidad, todavía es complicado para las mujeres ascender en una cultura dominada por los hombres", señala. "Vamos mejorando cada día, pero aún queda mucho por hacer. Graham abrió el camino como pionera para que todas podamos sentirnos cómodas alzando la voz y siendo mujeres fuertes. Así que pareció lo correcto contar con tantas mujeres asombrosas trabajando juntas para hacer esta película. En un determinado momento, nos dimos cuenta de que había más mujeres que hombres en el set de rodaje, y es la primera vez que me ha pasado eso. Parecía que el espíritu de Kay Graham estaba presente".


Una colaboración insólita: Katharine Graham y Ben Bradlee

Aunque la tensión de "The Post: Los oscuros secretos del Pentágono" gira en torno a la lucha por publicar los mencionados documentos, también ofrece una imagen de colaboración, de cómo el total de las personas que trabajan juntas supera con creces la suma de sus talentos individuales. En el centro de esa historia se encuentran dos personas completamente distintas, que no obstante se presionan y motivan una a otra para dar lo mejor de sí mismos: Katharine Graham y Ben Bradlee. Esta emblemática alianza ofreció al equipo responsable del proyecto la oportunidad de unir a Streep y Hanks. Los resultados fueron electrizantes. "El primer día que Tom y Meryl pusieron pie en el set de la sala de redacción, la gente se quedó boquiabierta porque se habían convertido por completo en Kay y Ben", recuerda Amy Pascal. "Ambos son la clase de actores que se transforman en sus personajes y fue asombroso".

Graham se acabaría convirtiendo en una de las mujeres más influyentes de Estados Unidos, una pionera que logró inesperadamente derribar las barreras laborales que por norma general impiden a las mujeres ascender en su profesión, para convertirse en jefa del imperio mediático de The Washington Post Company, y luego se convirtió por pura voluntad en la gran dama del periodismo audaz. Pero en la época de los archivos del Pentágono, todavía estaba haciéndose con su situación, aprendiendo a cómo manejarse como la única mujer con un cargo de responsabilidad.

The Washington Post llevaba en poder de la familia de Graham desde 1933, cuando su padre, el financiero Eugene Meyer, lo adquirió. En 1946, a Meyer lo sucedió el marido de Graham, Phil, que a base de hacer hincapié en el periodismo de investigación consiguió hacer crecer el diario desde un periodicucho local a uno de talla nacional. En 1963, cuando Phil Graham se suicidó tras una grave depresión, le dejó el periódico a Katharine, por aquel entonces una madre de 46 años de cuatro hijos. Aunque sus amigos y los expertos le suplicaron que dejara a alguien con más experiencia dirigirlo, Graham asumió esa responsabilidad, alegando que quería hacerlo por sus hijos y el legado familiar.

"Se quedó encantada cuando su padre le entregó el periódico a Phil, y consideró que su padre había tomado una decisión estupenda, porque Phil era muy inteligente. Habla de eso en su autobiografía. Adoraba y respetaba a su marido, y por eso pensaba que seguir sus pasos era lo más apropiado", explica Spielberg.

El hijo de Graham, Don Graham, que prestó servicio en Vietnam y ahora es presidente de Graham Holdings Company, aporta: "Mi madre pensó en su padre, pensó en su marido y decidió que intentaría llevar ella el negocio, el periódico en el que habían puesto tanto cuidado".

La propia Graham escribiría más tarde: "A veces realmente no decides, simplemente sigues adelante, y eso fue lo que yo hice, seguí adelante ciegamente y sin pensar hacia una nueva vida desconocida".

Esa 'nueva vida desconocida' derribaría barreras. Todavía era una época en la que a las reporteras no se les permitía la entrada a los clubes chic de Washington donde los periodistas tenían acceso a los que manejan el poder. Pero nadie podía negar a Graham la entrada como jefa del Post. No obstante, tuvo que realizar una profunda introspección para hacerse valer. Criada en un entorno conservador en el que las mujeres eran tradicionalmente deferentes, más tarde confesaría que tuvo que esforzarse muchísimo para reclamar su confianza, escribiendo que sufría "de un deseo exagerado de complacer, un síndrome tan inculcado en las mujeres de mi generación que inhibió mi conducta durante muchos años".

Todavía andaba en busca de una mayor confianza cuando se vio metida de cabeza en el dilema de los archivos del Pentágono. Don Graham observa: "Lo esencial de mi madre era la baja autoestima que tenía, que he de reconocer que Meryl Streep capta muy bien. Muchos editores y consejeros delegados de periódicos son bastante engreídos. Podía citar nombres y lugares, pero Kay Graham siempre fue la capital mundial de la baja autoestima".

La hija de Graham, Lally Graham Weymouth, que ahora es redactora adjunta sénior de The Washington Post, agrega: "Creo que fue muy duro para ella, porque no había sido más que madre. Quiero decir que lo único que hacía era llevarnos de compras, o de paseo por el parque y organizaba algunos actos benéficos, pero no era periodista. No había trabajado profesionalmente antes de la muerte de mi padre... Creo que fue sumamente difícil, porque la verdad es que no tenía la experiencia necesaria, como ella misma admitía abiertamente".

Sin embargo, Graham, en plena evolución personal, tuvo que demostrar sus agallas y determinación, y dejar muy claro que estaba lista para apoyar sin reservas a su plantilla y los fundamentos de la libertad de expresión. Más adelante, Graham se haría incluso más famosa por urgir a su plantilla a destapar la verdad sobre los actos ilegales realizados por la Casa Blanca durante el escándalo Watergate. Pero la decisión de publicar los archivos del Pentágono fue un momento crucial, que marcaría un rumbo y consolidaría la reputación del Post como una institución periodística de prestigio cuya cabecera ahora dice reza "La democracia muere en la oscuridad".

Aunque los hechos externos forman parte de la historia, son los internos, sobre el ascenso de Graham, en los que Streep más se centra en "The Post: Los oscuros secretos del Pentágono". Empezó documentándose con las memorias ganadoras del premio Pulitzer de Graham. "Está maravillosamente escrita, tan profundamente sentida, que es una de las autobiografías más absorbentes que he leído", afirma. "En ellas pude percibir algo que sus hijos y amigos también me comentaron: que no siempre fue la Katharine Graham segura de sí misma que la gente llegó a conocer como la primera mujer en dirigir una empresa de la lista de Fortune 500. En otro tiempo fue alguien muy insegura de sí misma, producto de su época, un tiempo en que no se esperaba que las mujeres hicieran gran cosa más allá de buenas obras, criar bien a sus hijos y cuidar del hogar. Realmente, es difícil imaginar lo distinta que era esa época a menos que la hayas vivido. Y yo lo hice. Me encontré justo en el umbral en el que las mujeres empezaron a tener más oportunidades, y sin duda me beneficié de muchas de ellas. Pero ella estuvo en la vanguardia, así que no se sentía del todo cómoda tomando las riendas del liderazgo".

La actriz continúa: "Se puso firme en un momento en el que era muy difícil para ella hacerlo, cuando no solo dudaban de ella sus adversarios, sino también sus amigos. Creo que es algo especialmente solitario de hacer, mantenerte firme en esas circunstancias. Todo el mundo en esta historia lo hace. Todas y cada una de las personas asumen un riesgo. Y eso, más que nada, creo que es la historia de la película: cómo gente corriente puede realmente marcar la diferencia y cambiar el curso de la historia. Los grandes cambios pueden venir ocasionados por personas insignificantes".

Conseguir personificar a Graham -cuyo físico señorial lograba que a menudo pareciera tener las cosas más controladas de lo que tal vez ella creía tenerlas- también era algo fundamental. "Para mí, no era tan importante tratar de parecerme exactamente a ella, como lo era plasmar algo de su gracia personal, y también las dudas y vacilaciones que había tras las decisiones. Fue un reto muy interesante", asegura Streep.

Para los demás, la transformación resultó evocadora. Kristie Macosko Krieger observa: "Meryl estaba sumamente dedicada a lograr que todo quedara bien, habló con tantas personas que conocieron a Kay en ese momento de su vida como le fue posible. Trabajó mucho con Steven, consultó con Josh y Liz y no paró hasta que Meryl desapareció y surgió Kay Graham. El día que hicimos la prueba de peluquería y maquillaje, salió con su traje de ejecutiva y ahí estaba Kay Graham. Fue una locura. Desde luego, no es una imitación; sencillamente capta el espíritu de Graham".

También resultaba fascinante para Streep lo profundo que era el vínculo de Graham con Bradlee, que se convirtió en un pilar en el que apoyarse cuando parecía que todo podía venirse abajo. "Me gusta que su amistad sea platónica. Rara vez se ve eso en una película. Rara vez se ve simplemente una amistad de trabajo entre un hombre y una mujer", opina. "Creo que Katharine adoraba a Ben. Sin una pizca de romance, creo que sentía que él era parte de ella".

Esa cercanía basada en objetivos comunes era algo significativo para explorar con Hanks. Streep encontró al actor sorprendente. "Todo el mundo sabe que Tom tiene fama de ser el tipo más encantador de Hollywood. Y es muy encantador", asegura. "Pero también es muy listo, tremendamente listo. Y creo que esa es la cualidad que más tiene en común con Ben: ese ingenio chispeante y la sensación de que siempre va unos cuantos pasos por delante de todos los demás presentes en la habitación. En Tom se puede ver esa parte de la personalidad de Ben que quiere más, más, más de todos".

"The Post: Los oscuros secretos del Pentágono" también supone la primera colaboración real de Streep con Spielberg. "Steven se esfuerza mucho trabajando, y se esfuerza mucho pensando, pero es como un juego para él, porque tiene la capacidad de asimilación y la libertad de un niño", observa. "Su forma de hacer cine tiene mucha improvisación, lo que me dejó pasmada. No sé qué es lo que esperaba, pero llegamos y no hubo ensayos. La verdad es que me sorprendió. En vez de eso, llegamos y nos pusimos a rodar, y a partir de ahí va variando. Fue muy espontáneo y muy emocionante. La gente estaba muy alerta, creanme".

Spielberg, por su parte, comenta sobre Streep: "El extremo hasta el que Meryl se sumergió en las profundidades de Katharine Graham... No sé ni cómo lo hizo, y yo soy el director".

Su compañera de reparto Carrie Coon también se quedó impresionada por la dedicación de Streep. Coon observa: "Durante el rodaje, Meryl no para nunca de trabajar. Así que, mientras mantienes una conversación, tiene a la vez los auriculares puestos y está escuchando la forma de hablar de Kay antes de una escena. Mi marido, Tracy Letts [que también aparece en el filme], dijo en un discurso que el error que cometemos con alguien como Meryl es suponer que es de algún modo mágica cuando, de hecho, Meryl se esfuerza muchísimo. Y eso es lo que resulta inspirador de ver a Meryl en el rodaje. Se puede ver la tremenda responsabilidad que siente hacia su personaje y teme a su modo no estar a la altura de sus propias expectativas".



Don Graham opina: "Creo que si mi madre pudiera ver a Meryl Streep interpretándola, le parecería estupendo".

Aunque Graham se encontraba descubriéndose a sí misma en 1971, Bradlee tenía una reputación que le precedía: como el periodista serio por antonomasia, enérgico, tenaz y ferozmente independiente. La propia Graham había contratado a Bradlee en 1965 como director editorial adjunto, pero no tardaría en ascender, labrándose una reputación por contratar a los reporteros con más talento y presionándolos hasta lograr que alcancen todo su potencial.

Lally Graham Weymouth recuerda sobre Bradlee: "Era descarado, encantador y muy, muy seguro de sí mismo. Creía que siempre tenía la razón, pero los reporteros lo adoraban, lo que creo que es un ingrediente importante de todo redactor ejecutivo. Y por esa misma razón atraía a grandes talentos. Mi primera impresión de él era la adulación y adoración que recibía de los reporteros".

Spielberg, que en otro tiempo fue vecino de Bradlee y mantuvo con él muchas conversaciones sobre el cine y la actualidad (aunque nunca sobre los archivos del Pentágono), aporta: "Ben era el comandante en jefe de la redacción del Post. Era el capitán de ese buque, de igual manera que otrora fue el capitán de un buque durante la Segunda Guerra Mundial. Y lo dirigía como si fuera una especie de operación militar benévola. Era un tipo duro, pero también tenía tenía un punto vulnerable. Le gustaba la gente y, por impaciente que pudiera ser a veces, mantenía a todo el mundo unido como una familia. Convirtió el Post en una de las mejores familias de noticias de la historia".

Con el tiempo, la insólita compenetración entre Bradlee y Graham, lo hosco e implacable que era él y lo reticentemente encantadora que era ella, se hizo tan legendaria en el mundo del periodismo como los propios archivos del Pentágono y el Watergate. Ambos tenían un objetivo común, comenta Don Graham: "Los dos querían hacer del Post un periódico tan grande como fuera posible".

Para Tom Hanks, que también escribe, explorar toda la complejidad del mundo de Bradlee fue uno de sus retos más gratificantes. Se metió de lleno a documentarse, recurriendo a fuentes personales tanto como pudo. "Hay un montón de información disponible sobre Ben Bradlee, empezando por supuesto por su propia autobiografía", señala Hanks. "Hay un montón de entrevistas grabadas pero, lo que es más importante, hay docenas de personas que trabajaron con él con las que pude hablar, entre ellas su mujer, Sally Quinn. Hablamos sobre cómo era, por qué ella lo quería y a qué era a lo que se entregaba en el Post. Al final, llegué a reunir tanto material sobre Ben que la verdad es que me sentí frustrado, porque no podía incluirlo todo en la película".

Quinn, una periodista que se convirtió en la tercera mujer de Bradlee en 1978, comenta sobre su encuentro: "Desayuné con Tom y hablamos sobre Ben. Le dije: 'Tienes esa cualidad que Ben poseía que no se puede inventar ni fingir que tienes: autenticidad. Eres totalmente quien eres y Ben era absolutamente quien era'. Y eso era algo intrínseco. Sin esa cualidad, no creo que pudiera haberlo conseguido".

Aun así, el papel estaba plagado de posibles escollos, sobre todo porque la imagen de Bradlee estaba ligada a la leyenda cinematográfica de "Todos los hombres del presidente", tal como lo interpretara Jason Robards. Hanks elogia la interpretación de Robards en ese filme, pero al mismo tiempo dice que quería abordar al hombre de una forma distinta. "No me sentía intimidado porque ya lo hubiera hecho Jason", asegura Hanks. "Pero me encontré con el problema de tratar de encontrar otro enfoque distinto a quién era el hombre. Busqué un resquicio por el que me pudiera colar que no se hubiera cubierto ya. Resultó ser esa idea en la que la gente siempre me hacía mucho hincapié, que Ben sabía cómo inspirar a todos los presentes".

Hanks continúa: "Ben poseía evidentemente un gran instinto periodístico, pero también sabía cómo motivar a la gente, era alguien que no solo podía engatusar a su plantilla sino también hacer que dieran lo mejor de sí mismos. Le encantaba su trabajo, pero sobre todo le encantaba el efecto que tenía su trabajo: descubrir la verdad, hacer las cosas como es debido y sacarla a la luz para permitir que la gente decida por sí misma. También era tremendamente competitivo, así que podía entender lo increíblemente frustrado que se sentiría por el hecho de que The New York Times se le adelantara con la historia de los archivos del Pentágono. No quería ser el director de un periodicucho de segunda categoría".

Cuando Quinn visitó el set de rodaje, el extremo al que Hanks había adoptado la característica imagen de Bradlee despertó profundas emociones. "Vi a Tom llevar su peluca de Ben, y pude ver que había hecho sus deberes. Había clavado todos los 'movimientos de Ben' y estaba haciendo esa especie de gesto de gallito que solía hacer Ben, sacando la barbilla. Lo miré y me derrumbé, me derrumbé por completo", recuerda. "Empecé a llorar. No esperaba que pasara eso, pero entonces Steven me vio, se acercó corriendo y me rodeó con sus brazos, luego se acercó Meryl y a continuación se acercó Tom. Y Tom tenía un pecho fornido, así que le puse la cabeza en el pecho y me sentí como si fuera Ben. Le dije: 'Me siento como si hubiera vuelto a la vida'".

Al igual que a Streep, a Hanks le interesaba mostrar una relación hombre-mujer muy compenetrados entre Bradlee y Graham basada en la veneración, en lugar del romance. "En el curso de estos acontecimientos, Ben desarrolló un gran afecto por ella, así como un gran respeto por todo lo que arriesgó", observa Hanks. "Ella tuvo que ganarse su autoridad y, en ese momento, todo dependía de ella. Ella era la jefa y tenía que tomar la decisión; entonces fue cuando se convirtió en la Kay Graham legendaria. Ante todas las dudas y peligros que afrontaba, cuando Kay dijo 'publicadlo', creo que Ben se sintió más que aliviado. Sintió una tremenda admiración por ella".

Colaborar con Streep en momentos que sirvieron para definir dos vidas épicas fue especialmente intenso. Hanks recuerda: "Hay momentos entre Ben y Kay que considero de los más agobiantes que he tenido que representar nunca en un set. Y lo extraordinario de Meryl es que no hay un solo instante en que no esté reaccionando a ti. Te devuelve todo lo que le lances. Pero nada de eso está predeterminado. No pretende presionarte para llegar a ningún punto concreto. Intenta encontrar el momento junto a ti. Y trabajar con alguien así es una auténtica maravilla".

La relación de trabajo entre Spielberg y Hanks ya había quedado firmemente asentada a lo largo de sus colaboraciones anteriores en "El puente de los espías", "Salvar al soldado Ryan", "Atrápame si puedes" y "La terminal", pero Hanks asegura que el director nunca deja de asombrarlo. "Steven es un gran regulador del tempo y el ritmo de una escena", aporta. "Ignorará momentos que crees que son importantes e intervendrá en otros momentos concretos que ni se te ocurrió pensar que fueran tan necesarios. Por ejemplo, a veces se acercaba a mí y me pedía un poco más de voz, y otras veces se acercaba y decía: 'no estés tan seguro de ti mismo'. Es capaz de hacer cosas con la historia que son más que la suma de lo que nosotros aportamos como actores. Steven sigue estando en plena forma".

Spielberg, por su parte, agrega: "Esta es la quinta película que Tom y yo hacemos como actor y director, y Tom no deja de sorprenderme cada vez que trabajamos juntos. No sabía que pudiera interpretar a un personaje así, pero lo ha hecho, y ha sido genial verle crear esta versión de Ben Bradlee".

La crítica ha dicho

"'The Post: Los oscuros secretos del Pentágono' es una perfectamente medida y brillante película de periodistas - y una exhibición de Meryl Streep". - David Edelstein (NEW YORK MAGAZINE)

"Tienen que verla. Y verla ya". "Steven Spielberg ha creado otra obra maestra con 'The Post: Los oscuros secretos del Pentágono'". - Pete Hammond (DEADLINE)

"Una obra maestra" - Gregory Wakeman (METRO)

"Excitante" - Richard Lawson (VANITY FAIR)

"Steven Spielberg deslumbra con un estupendo reparto" - Brian Truitt (USA TODAY)

"Una historia dramática cargada con todo tipo de dinámicas, políticas y personales" - Todd McCarthy (THE HOLLYWOOD REPORTER)

"'The Post: Los oscuros secretos del Pentágono' avanza como una bala" - Scott Mendelson (FORBES)

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