Adam West murió el sábado con 88 años a causa de la leucemia que padecía desde hacía tiempo. West obtuvo la fama en los años sesenta interpretando al paródico y extremadamente pop Batman de la serie televisiva creada por William Dozier y Lorenzo Semple, Jr. en 1966.
En 120 episodios y un largometraje, en compañía de Burt Ward como Robin y enfrentándose a villanos igualmente carismáticos e icónicos como el Joker de César Romero, el Acertijo de Frank Gorshin, el Pingüino de Burgess Meredith y la Catwoman de Julie Newmar, marcó de forma indeleble la figura del Hombre Murciélago. Su Batman fue el único posible hasta los oscuros comics de los setenta y, sobre todo, al lavado de cara de Frank Miller de los ochenta.
Muy consciente de estar protagonizando una farsa, Adam West otorgó de un arrollador carisma a un héroe bonachón y algo entrado en carnes, cuya potencia paródica estaba en la solemnidad e intachable moral con la que afrontaba los peligros que se le presentaban. El resultado fue uno de los vehículos de cultura pop más perfectos de su década.
Pese a la popularidad de su Batman, West nunca se pudo desembarazar de la sombra capa de la capa, y el resto de su carrera tenía muy en cuenta el papel que le había dado fama, en forma de parodia u homenaje. Fue el alcalde Adam West en su mejor papel post-Batman para 'Padre de familia' y también tuvo alguna intervención especial en series como 'The Big Bang Theory' o 'Rockefeller Plaza'.
Aunque las series de dibujos animados de Batman a menudo fueron muy conscientes de la importancia de su Batman, nunca hizo cameos o apariciones especiales en las películas en imagen real del personaje. Uno de sus últimos papeles le permitió retomar a su mítico Batman de los sesenta, poniendo voz de nuevo al héroe en la nostálgica y divertidísima 'Batman: El regreso de los cruzados enmascarados'.
En la nota de prensa de su familia comunicando su fallecimiento, lo recuerdan como 'The Bright Knight' (el Caballero de Luz), como a él le gustaba llamarse en contraposición a ese Dark Knight oscuro y atormentado que impidió que su visión de un héroe positivo y divertido volviera a ser posible. RIP Adam West: no fue el último Batman, pero sí el último de esos Batman, símbolo de una época de la ficción superheroica que por desgracia no volverá.
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