Estaremos todos de acuerdo en que, rara vez, y únicamente en muy contadas y excepcionales ocasiones, el paso del tiempo le sienta bien a un ser humano. Cuando centramos la atención de los efectos de la edad sobre los actores que han centrado su carrera en un género tan exigente a nivel físico como es el de acción, la cosa empeora notablemente.
No hay más que ver cualquiera de las entregas de la trilogía ‘Los indestructibles’para darse cuenta de que el reloj no perdona; siendo probablemente Wesley Snipes, Dolph Lundgren y Jet Li —teniendo en cuenta la diferencia de edad— los que mejor aguantan el tipo después de acumular años, rodajes, y alguna que otra lesión a sus espaldas.
Con la nueva versión de ‘La Momia’, se viene a mi mente la idea de que su actor protagonista, el incombustible Tom Cruise, parece una suerte de Benjamin Button al que las primaveras, al contrario que a sus colegas de profesión, parecen afectar de forma inversa. Un intérprete que, a sus 54 años, continúa dando la talla como el primer día, y al que podríamos calificar como el héroe de acción definitivo.
Tom Cruise, sinónimo de acción
Pensar en el nombre de Tom Cruise, me lleva automáticamente, de entre toda su filmografía, al fantástico recital aéreo dirigido por Tony Scott en ‘Top Gun’. Asociar el nombre de un actor de una trayectoria tan variada, con títulos imprescindibles entre sus congéneres, a un filme de un género y unas características tan concretas, es el primer síntoma de los muchos que confirman que Cruise está hecho para la acción.
Maverick, su personaje en el espectáculo marcado por los cazas de combate, el aceite corporal, los partidos de vóley-playa y un evidente subtexto homoerótico —del que ya hablaremos en otra ocasión—, supuso el pistoletazo de salida a una carrera en la que los papeles más serios y elaborados de Cruise, han quedado a la sombra de su buen hacer a la hora de entretener al público entre disparos, palizas y explosiones.
Pese a lo memorable de su rol protagonista en ‘Top Gun’, el camino de Cruise como héroe de acción no comenzó a perfilarse como el que conocemos hoy en día hasta que este se metiese por primera vez en la piel del agente Ethan Hunt.
'Misión imposible': El punto de inflexión
Su trabajo en la maravillosa ‘Mission: Impossible’ de Brian De Palma constituyó un antes y un después en la carrera del intérprete, llevándole por primera vez detrás de las cámaras haciendo las veces de productor, y abriéndole las puertas de una franquicia que, a lo largo de dos décadas y cinco largometrajes, ha terminado alzándose como su leitmotiv profesional.
La importancia de la saga ‘Misión imposible’ en la carrera de Cruise dentro del género que nos ocupa se debe, entre otras cosas, a haber sentado cátedra en cuanto a la gestión de las secuencias de riesgo por parte del actor. Adicto confeso a la adrenalina, el neoyorquino se caracteriza por prescindir —en la medida de lo posible— de dobles y especialistas a la hora de enfrentarse a las set pieces más aterradoras para el común de los mortales.
Para el recuerdo quedan momentos capaces de cortar la respiración al más pintado como la secuencia de escalada que abre ‘Misión imposible 2’, el ascenso al hotel Burj Khalifa de Dubai en ‘Protocolo fantasma’ y, sobre todo, el despegue del avión en el impresionante arranque de ‘Nación secreta’. Fragmentos dignos de enmarcar en los que la más absoluta espectacularidad tan sólo puede quedar ensombrecida por la entrega de un Tom Cruise que parece haber nacido para jugarse el tipo rodando.
La entrega del héroe
La dedicación de Cruise, además de hacer creíbles a sus personajes, y convertir sus interpretaciones en un recital que parece estar disfrutando en todo momento, trasciende a su labor actoral y se refleja especialmente en los proyectos en los que, además, participa como productor.
Es en estos casos cuando el protagonista de ‘Cocktail’ exprime hasta la última gota su potencial, involucrándose en aspectos creativos como el guión, el diseño de las escenas de acción, o las coreografías. De este modo, adapta el filme a sus aptitudes a ambos lados de la cámara, y logra productos de calidad indiscutible en los que brilla como la estrella hollywoodense que es.
No obstante, no es en absoluto necesario aludir a trabajos como la antología ‘Misión imposible’, o la franquicia iniciada con la estimulante ‘Jack Reacher’ —en la que también ejerce de productor multitarea— para atisbar ese genio de Cruise a la hora de liarse a tiros y partir unas cuantas piernas. Buena muestra de ello es su imprescindible labor en cintas como ‘Al filo del mañana’ o ‘Minority Report’, que dejan patente que, además de un gran héroe de acción, es un excelente profesional.
Este hecho se hace aún más incuestionable al centrar nuestra vista en películas de inferior calidad fílmica respecto a las mencionadas, como es el caso de ‘Encuentro explosivo’, en la que el bueno de Tom comparte cartel con Cameron Díaz. Un entretenimiento vacuo y sin mucho que ofrecer, que se salva de la quema, e incluso llega a entretener, gracias a un actor protagonista que se deja la piel secuencia tras secuencia y que, de nuevo, se pone las botas de especialista durante una persecución en moto arrolladora.
Máquina de matar, y de actuar
Escalar montañas a pulso, dominar el uso de las armas de fuego, pilotar vehículos —atentos a la salvaje persecución de ‘Jack Reacher’— y saber dar un buen puñetazo, no son, ni por asomo, los únicos requerimientos para ser un héroe de acción en condiciones. Más allá del fondo físico, se requiere tener unas mínimas dotes interpretativas, de las cuales, el señor Cruise, va sobrado.
Nuestro cienciólogo favorito —con permiso de John Travolta— tiene en su historial tres merecidas nominaciones a los Oscars por sus actuaciones en ‘Nacido el cuatro de julio’, ‘Jerry Maguire’ y esa genialidad de Paul Thomas Anderson titulada ‘Magnolia’. Tres ejemplos que deberían cerrar por si solos la boca de los muchos detractores del intérprete.
Por si estos tres títulos se antojasen escasos, podemos acudir a otros títulos como ‘Collateral’ de Michael Mann, con Cruise desatado en un inusual papel de villano ejecutado a la perfección, ‘Oblivion’, ‘Cuestión de honor’ y, por supuestísimo ‘Eyes Wide Shut’. Si haber trabajado con Stanley Kubrick no es suficiente crédito, que baje Dios y lo vea.
Un ícono aún en su primera juventud
Tom Cruise es una anomalía en el star system hollywoodense contemporáneo. Un héroe de acción definitivo que, entre tiro y tiro, y arriesgando la integridad de una cara capaz de vender películas por sí sola, es capaz de recibir premios y nominaciones, y de ponerse a las órdenes de los directores más influyentes del panorama cinematográfico contemporáneo e, incluso, de la historia.
Un auténtico ícono dentro de una industria especialmente exigente, que, superado el medio siglo de vida, no necesita estar viviendo una segunda juventud, porque parece no haber finalizado la primera. Esperemos estar en lo cierto y poder disfrutar del eterno Tom Cruise durante muchos años más; y si es con un fusil de asalto entre las manos, y cubierto de unas cuantas magulladuras, muchísimo mejor.
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