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miércoles, 16 de mayo de 2018

CINE CATASTROFE


El cine catástrofe es un cine que siempre se ha caracterizado, o al menos lo ha hecho en sus títulos más característicos, por dos cosas: una, contar con un reparto tremendamente llamativo conformado por las estrellas del momento y llamado a intentar atraer a toda costa a cuanto más público, mejor; y dos, que salvo dos o tres honrosas excepciones, hablar de cine de desastres y de buen cine es hacerlo de mundos completamente antitéticos.

Nos cuesta pensar en ciertos títulos como en producciones que valgan la pena en términos generales, pero no tanto si lo que hacemos es circunscribirlo de forma estricta al ámbito de este cine que se lo pasa bomba destrozando ciudades y arrasando con monumentos para divertimento del respetable.


'La aventura del Poseidón' ('The Poseidon Adventure', 1972)


La que lo empezó todo. Un relato de supervivencia que hereda fórmulas de 'Aeropuerto' ('Airport', 1970) y que narra las desventuras de la tripulación y el pasaje de un transatlántico de lujo que por efecto de una ola gigante vuelca en medio del océano, obligando a los supervivientes a encontrar una manera de escapar ante la tumba marina que lentamente se hunde en las profundidades.

Co-dirigida por Irwin Allen, la cinta cuenta ya con los parámetros básicos que conformarán el patrón sobre el que se irán diseñando posteriores producciones, esto es, efectos visuales de impacto —por los que la cinta recibió un Oscar honorífico—, decesos por doquier de una buena parte de los protagonistas por aquello de mantener al público en suspense y, como decía, un reparto que aquí venía encabezado por Gene Hackman, Ernest Borgnine, Roddy McDowall o Shelley Winters.

Ya sea porque fue la primera —con permiso de 'Aeropuerto', que podría considerarse como el "episodio 0" del cine de desastres—, ya porque, aún vista hoy, conserva gran parte de su encanto, ya porque el horrendo remake que orquestó Wolfgang Petersen no hizo más que poner en valor sus fortalezas, lo cierto es que 'La aventura del Poseidón' es uno de los tres ejemplos más dignos y duraderos que nos ha legado el cine de desastres.


'Terremoto' ('Earthquake', 1974)


Con el éxito cosechado por 'La aventura del Poseidón' en mente —la producción de la 20th Century Fox se saldó con casi 85 millones de recaudación (costó aproximadamente 5) y ocho nominaciones a los Oscar—, dos fueron las producciones estrenadas en 1974 con sólo un mes de diferencia que quisieron comenzar a explotar las posibilidades abiertas por Allen un par de años antes.

A 'Terremoto', que sigue los efectos de un enorme seismo en Los Ángeles, le tocó el dudoso honor de ser la primera de ellas, y aunque contaba con un reparto de vértigo encabezado por Charlton Heston, Ava Gardner y George Kennedy, lo cierto es que, por mucho que se la reconozca como uno de los principales ejemplos del género, el filme de Mark Robson ha envejecido lamentablemente mal, siendo notorios unos efectos visuales ridículos o la música de John Williams que, impregnada por los sonidos de la época, suena hoy ridícula y demodé.


'Infierno en la torre' ('The Towering Inferno', 1974)


Paul Newman. Steve McQueen. Faye Dunaway. William Holden. Fred Astaire. Y así hasta una decena de nombres que hacían de 'Infierno en la torre', primero de partida y luego en la práctica, la más sólida y eficaz de esas dos propuestas que llegaron a las salas de cine entre noviembre y diciembre de 1974.

Nominada a ocho premios de la Academia —que incluían Mejor Película— la agobiante y opresiva forma en la que Allen nos hacía partícipes de un devastador incendio en un gargantuesco rascacielos de San Francisco y la portentosa manera en la que están rodadas las secuencias en las que el fuego es principal protagonista son alicientes suficientes para pasar por alto ciertos diálogos y algún que otro personaje metido con calzador para aumentar la carga dramática del metraje.

Somos muchos los que vemos en 'Infierno en la torre', más que la cinta que puso en evidencia las limitaciones del género y lo mató justo cuando empezaba a volar, la coronación temprana y el ejemplo del que incontables producciones posteriores beberían de una manera u otra, siguiendo de forma más o menos disimulada lo que aquí se ponía en pie en tres horas menos cuarto a las que, de acuerdo, les sobran minutos, pero no tantos como algunos siempre se han apresurado a afirmar.


'El día después' ('The Day After', 1983)


Esta es, probablemente, la referencia más oscura de cuántas hemos decidido incluir en la presente entrada. Producción de la ABC para la televisión protagonizada por Jason Robards, Jo Beth Williams, Steve Guttenberg o Amy Madigan entre otros, 'El día después' es un producto completamente anclado al clima de crispación política que se vivía al principio de los años ochenta con la "Segunda Guerra Fría" y el temor, de nuevo, a que la amenaza atómica arrasara la superficie de nuestro planeta.

Bajo esta premisa, el efectivo Nicholas Meyer propone un filme que, ajustado a los patrones de las producciones de desastres, intenta mostrar de la forma más descarnada posible las consecuencias de un holocausto nuclear en el corazón de Estados Unidos. Y si bien el metraje funciona de forma irregular, con una hora inicial correcta, un punto intermedio brillante y un acto final con demasiados altibajos, es un duro y a veces espeluznante golpe ver cómo los personajes van degradándose por los terribles efectos de la radiación.

Avisando una breve nota sobre negro al comienzo de los créditos finales que lo que acabamos de ver es muchísimo más "suave" que lo que realmente pasaría si se declarara una Guerra Termonuclear Total —que dirían en 'Juegos de guerra' ('Wargames', 1983)—, es precisamente en este particular donde 'El día después' encuentra mayores motivos para convertirse en una de esas cintas que, con sus muchas fallas, es necesario ver para ser aún más conscientes si cabe de la demencia que mueve a ciertos líderes internacionales cuando hablan como si tal cosa del poder atómico.


'Epidemia' ('Outbreak', 1995)


Con ejemplos muy vergonzosos en los seis años que completarían la década de los setenta, y con el cine de los ochenta dándole (casi) por completo la espalda al género, habrá que saltar veinte años en el tiempo para llegar a 1995 de la mano de Wolfgang Petersen y de la película que, en cierto modo, puso en evidencia que el gusto por las producciones de desastres no era algo que pudiera ceñirse a un momento histórico concreto del pasado.

Contando con Dustin Hoffman, Rene Russo y Morgan Freeman, Petersen —que venía de dirigir la muy estimulante 'En la línea de fuego' ('In the Line of Fire', 1994)— alimentaba la paranoia hacia las enfermedades contagiosas tan propia de los noventa poniendo en valor de forma bastante enérgica un relato en el que un mono se convertía en inconsciente vehículo de una epidemia mortal que, de no ser contenida, amenaza con arrasar con la población estadounidense.

De acuerdo, la inexistente química entre Hoffman y Russo —el ex-matrimonio de científicos protagonista— hacía que la carga dramática de la cinta y la efectividad global de la misma quedara puesta en entredicho de forma temprana, pero la forma en la que Petersen rodaba con músculo todo el tercer acto terminaba por contraponerse a dicha carencia y conseguía que 'Epidemia' se convirtiera, sin pretenderlo, en el heraldo de la nueva era de las cintas de desastres.


'Twister' (1996)


Los tornados y huracanes —como hemos podido ver hace pocas semanas— forman tan dramática parte de la vida de los estadounidenses y caribeños que, ya puestos, ¿por qué no dedicarles una película? Dicho y hecho, y con Jan De Bont al frente mientras aún podía vivir del crédito de popularidad obtenido por 'Speed' (id, 1994), Warner, Universal y Amblin unieron esfuerzos para levantar 'Twister', un filme algo atípico para los estándares del cine de catástrofes.

Primero, por contar con un reparto de rostros conocidos pero no con estrellas de alto relumbre; segundo, por no responder a la formulación coral que siempre se suele asociar a los filmes de desastres y, tercero y fundamental, porque la historia de la obsesión de una científica por estudiar los tornados desde que, siendo pequeña, uno pusiera boca arriba su existencia, se aleja al galope de lo que normalmente consideramos como ejemplo del género. Con todo, una película muy entretenida que, huelga decirlo, encontraba sus mejores instantes en los "ataques" de los tornados.


'Titanic' (1997)


Lo sé. Están tan hartos como yo de que 'Titanic' aparezca en un millón de listas diferentes por un millón de razones diferentes. Pero no negarán que, como película de desastres, la cinta que coronó a James Cameron como el rey del mambo mundo mediante la recreación del naufragio del transatlántico más famoso de la historia, funciona como un mecanismo de relojería suiza, encajando todas las piezas dramáticas durante sus dos primeros tercios para, después, dejar desatarse la tragedia en toda su dimensión.

¡Y qué dimensión! Poco importa —y ya repito demasiado— que la parte dramática sea de saldo, porque lo es, cuando lo que Cameron pone en juego desde que el Titanic choca con el iceberg es puro espectáculo dispuesto a dejarnos con el aliento entrecortado y el corazón al borde del infarto y que, no creemos exagerar, trasciende lo meramente "palomitero" para casi inventar una nueva categoría. 


'Volcano' (1997)


No han sido pocas las ocasiones en las que Hollywood, en un aparente ataque de oligofrenia, ha decidido poner en pie al mismo tiempo dos producciones con la misma temática. Y no tenemos que poner ejemplos de ello cuando tanto ésta como la siguiente son cintas que encontraron equivalentes muy cercanos en el mismo año de estreno, optando las no elegidas por un enfoque más serio y dramático que las que hemos decidido incluir en este peculiar listado.

Con 'Volcano' y 'Dante's Peak: La furia de la montaña' ('Dante's Peak') acercándose peligrosamente a la lava de los volcanes, si nos hemos decantado por la cinta protagonizada por Tommy Lee Jones y Anne Heche es por lo demencial e inadvertidamente cómico de su metraje y porque, al contrario que aquella que contaba con Pierce Brosnan y Linda Hamilton, el filme de Mick Jackson no espera hasta el último acto para hacer estallar el volcán y que empiece la diversión y la traca de fuegos artificiales.


'Armageddon' (1998)


Consideradas por separado, siempre hemos tenido en mucha menor estima a 'Impacto profundo' que a 'Armageddon' por cuanto la primera, que se ajusta mucho mejor a los esquemas del cine de desastres, prestaba demasiada atención a su desarrollo dramático y poco al impacto en la Tierra de un meteorito; algo que, huelga decir, no es precisamente aquello que caracteriza a la locura "rockanrollera", conscientemente absurda y y abundantemente cómica que es el filme dirigido por Michael Bay.

Un filme que, al margen de aguantar mejor el paso de los años que el que dirigiera Mimi Leder, se alza junto con 'La roca' ('The Rock', 1996) como el ejemplo más válido de lo que el cineasta ha sido capaz de firmar. Y es que por mucho que su montaje adolezca de la hiperactividad que siempre le ha caracterizado, es imposible no pasárselo bomba con la historia del grupo de geólogos que se disponen a reventar un meteorito capaz de acabar con la vida en nuestro planeta, no pudiendo evitar tampoco alguna que otra lágrima con cierto instante de los minutos finales.

Que sí, que es una patriotada —como todo lo del cineasta—; que algunos diálogos son tan de chiste que uno no sabe si pensar que fueron concebidos así o si, por el contrario, querían ser serios y no lo conseguían; que Ben Affleck y Liv Tyler no están a la altura de un Bruce Willis hiper-carismático; que en muchos momentos la suspensión de credulidad se va a tomar viento...todo lo que quieran pero...¿dónde dejan el que sea un entretenimiento palomitero de primer orden?


'El núcleo' ('The Core', 2003)


Si de ideas poco creíbles y premisas demenciales tenemos que hablar dentro del género de desastres, era imposible dejarnos atrás a 'El núcleo', un filme que parte de la premisa de que el núcleo terrestre ha dejado de girar y de que, para reactivarlo, un grupo de científicos se monta en un artefacto que irá atravesando las capas del globo terráqueo hasta llegar al corazón de nuestro planeta, donde soltarán una buen puñado de ojivas nucleares para que aquél vuelva a funcionar. ¡¡Toma ya!!

Pero si adecuamos nuestras tragaderas; desconectamos neuronas,; apreciamos en lo que cabe el buen trabajo interpretativo de Hilary Swank, Aaron Eckhart o Stanley Tucci —enorme secundario donde los haya—; ignoramos los efectos visuales "Winamp" y, en definitiva, nos dejamos llevar, a 'El núcleo' le pasa más o menos lo mismo que a 'Armaggedon', que resulta casi incuestionable su capacidad para ofrecer un espectáculo descerebrado, sí, pero igualmente entretenido.


'El día después de mañana' ('The Day After Tomorrow', 2004)


Roland Emmerich ya se había aproximado al cine de desastres de forma más o menos directa con 'Día de la Independencia' (1996), una cinta con muchas de las señas de identidad del género que, no obstante, por meter a la invasión extraterrestre, cabría mas clasificar dentro de la ciencia-ficción. Pero si algo quedaba claro en el filme protagonizado por Will Smith es que al alemán le había encantado romper íconos arquitectónicos y arrasar con ciudades, y 'El día después de mañana' no es más que la consecuencia lógica de dicha filia.

Pretendido vehículo agitador de conciencias medioambientales, la historia que narra los devastadores efectos de una tormenta a escala mundial que somete a la Tierra a una nueva era de glaciación funciona bastante bien cuando se centra en los devastadores efectos de la misma, y entre mal y tremendamente mal cuando Emmerich trata de conseguir que nos interesemos por las diversas cuitas y dramas personales que afectan a Dennis Quaid, Jake Gyllenhaal, Emmy Rossum e Ian Holm. Bueno, eso y los lobos huargos...¿a quién se le ocurriría lo de los lobos?


'Lo imposible' (2012)


Hemos de confesar que no encontramos nada en 'El orfanato' (2007), a menos a nivel de guión, que llegara a sorprendernos tanto como lo hizo con el público que elevó la ópera prima de J.A. Bayona "a los altares". Todo en la cinta protagonizada por Belén Rueda se sentía como ya visto en muchos puntos cardinales del género de terror, y el refrito que hacía el cineasta no lograba convencer, de nuevo en lo argumental, a alguien que tiene una filia exacerbada por dicho tipo de cine.

Donde 'El orfanato' si comportaba argumentos de peso era en una dirección soberbia que todavía tenía mucho que sorprendernos cuando, hace un lustro, llegaba a nuestras pantallas la que sin duda tacharía como la mejor película de desastres de la historia del cine. Vale que su foco sea una familia y no un reparto coral como es norma del género, pero el que la historia de unos españoles que logran sobrevivir al tsunami que arrasó Tailandia en 2004 sea real, es justificación categórica para pasar por alto la ausencia de más personajes.

Con unos Naomi Watts, Ewan McGregor y Tom Holland que nos trasladan con suma intensidad lo desproporcionado de la situación que se vivió tanto al paso de la gigantesca ola como en días posteriores, es la cámara de Bayona —y el extraordinario motivo que compone Fernando Velázquez— la que convierte a 'Lo imposible' en una montaña rusa que carga sin pretextos contra el espectador, poniendo a prueba su aguante en ciertos instantes de dureza extrema. Una película que, sí, hay que ver con el ánimo adecuado pero que, también, hay que revisitar cada cierto tiempo.


'Terremoto: La falla de San Andrés' ('San Andreas', 2015)


Vaya por delante que Dwayne Johnson parece un tipo la mar de simpático y que, por malas que sean las decisiones que en términos artísticos rodean su trayectoria —a excepción hecha de la saga de 'Fast and Furious', claro está—, cualquier producción en la que se vea envuelto es garantía de entretenimiento. Descerebrado, sí, pero entretenimiento a fin de cuentas. Dos factores éstos —carecer de "cerebro" y ser condenadamente entretenida— con los que 'San Andreas' juega a manos llenas en cada uno de los casi 120 minutos de proyección.

Y si 'Lo imposible' es la mejor película de desastres de la historia, 'San Andreas' se lleva, sin desplumarse, el título de epítome del género por cuanto no hay en ella ningún esfuerzo por ocultar lo absurdo que siempre ha rodeado a aquél. Es más, si algo hacen Brad Peyton y Carlton Cuse es abrazarlo con desaforada pasión, y que poco de lo que suceda en este intento de un piloto de helicóptero de los servicios de emergencia de salvar a su hija tras un terremeto que arrasa la costa californiana tenga sentido, es un motivo constante de celebración.

Lo es porque ver a La Roca en acción es siempre una gozada. Lo es porque, ya puestos, si hay que tirar la casa por la ventana, tirémosla sin miramientos, máxima que se lleva a la práctica de forma rigurosa en una película que acepta toda idea por loca que sea y la rueda para nuestro mayor goce y disfrute. Y lo es, seamos honestos —que no machistas ni sexistas—, porque si tus gustos se inclinan hacia las mujeres, en ella participa ese monumento de feminidad que es Alexandra Daddario.




Se ha adaptado a español latino.
Se han modificado los nombres de las películas y series al correspondiente a Argentina.
Se han modificado las fechas de estreno a las correspondientes a Argentina.
Publicado bajo licencia Creative Commons.

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