Permítannos el símil cogido por los pelos, pero si la ley de la conservación de la energía nos dice que ésta no se crea ni se destruye, sólo se transforma, podríamos decir que con el cine ocurre algo similar —salvando las distancias—. La evolución exponencial de las nuevas tecnologías, junto a la irrupción del medio digital en la industria, han cambiado no sólo el modo de hacer cine; también el de consumirlo y, lo que es más importante en este caso, de comercializarlo.
Aunque este hecho, a estas alturas, sea de una obviedad inmensa, hay sectores dentro de la maquinaria cinematográfica, como es el caso de las distribuidoras tradicionales, que se niegan a admitir la irrupción de unas plataformas de VOD imposibles de frenar a estas alturas. Esto ha conducido a que un festival del prestigio de Cannes prohíba, a partir de su futura edición de 2018, la inclusión en su programación de filmes que no vayan a recibir estreno comercial en salas tradicionales.
Esta medida viene de la mano de un comunicado del festival en el que se desmiente el creciente rumor de que las cintas ‘The Meyerowitz Stories’ y ‘Okja’, de Noah Baumbach y Bon Joon-Ho respectivamente, ambas de Netflix, habían sido eliminadas de la lineup de este año. El fuego que alimentó esta información fue la queja de los distribuidores franceses, que apuntaba a que la presentación de ambos largos en Cannes, violaría una ley nacional que requiere a los distribuidores esperar 36 meses después de un estreno en salas para realizar el lanzamiento en VOD.
No obstante, las protestas no han caído en saco roto, viéndose reflejadas la postura y exigencias de los distribuidores galos en las palabras de Thierry Fremaux, director del festival. Este, además además de dejar caer que hubo un intento fallido de negociación con Netflix para hacer llegar ‘The Meyerowitz Stories’ a las salas del país, ha anunciado las ya mencionadas nuevas políticas de selección del certamen.
“El Festival está encantado de dar la bienvenida a un nuevo operador que ha decidido invertir en cine, pero quiere reiterar su apoyo al modo tradicional de exhibición cinematográfica en Francia y en el mundo. En consecuencia, y después de consultar a los miembros del comité, el Festival de Cannes ha decidido adaptar sus reglas a esta situación excepcional hasta el momento: cualquier película que quiera participar a competición en Cannes deberá ser distribuida en cines franceses. Esta nueva norma se aplicará a partir de la edición 2018 del Festival Internacional de Cine de Cannes en adelante.”
Desde la llegada de las plataformas de video bajo demanda y las conexiones a internet que hacen del streaming algo menos doloroso que hace unos años, la batalla entre distribuidoras tradicionales y compañías de VOD estaba más que anunciada, y caldeando un ambiente pre-bélico que parece haber estallado por primera vez con la decisión tomada por el Festival de Cannes.
Como es normal en cualquier tipo de ámbito, lo tradicional y asentado de forma longeva teme a la innovación y las nuevas revoluciones, pero ambas partes de esta contienda deben comprender que no estamos en un escenario similar al que planteaba la tagline de ‘Alien vs. Predator’ —“gane quien gane, nosotros perdemos”—. En esta ocasión, la coexistencia sana de ambos modelos conseguiría que público e industria se beneficiasen de una oferta más amplia a la hora de consumir, y de nuevas opciones de producción y financiación para realizadores de todo el mundo que sólo desean materializar sus ideas y llevarlas a cada rincón del globo.
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